|
|
|
Foto: Josian E. Bruno Gómez / EL VOCERO
|
|
En la zona de Puerta de Tierra hay un litoral donde los niños con autismo y distrofia muscular reciben una terapia que está lejos de lo común, pero cerca de las tablas de surfear y del mar. Se trata de los menores que participan de la organización Surf 4 DEM (Desarrollo Emocional y Motor).
“El agua salada es rica en iones negativos y cuando una ola rompe, exacerba la producción de esos iones. Nosotros inhalamos esas moléculas, van a los pulmones y al torrente sanguíneo. Lo primero que hacen es alcalinizar nuestra sangre. Lo segundo que hacen es más hermoso todavía: liberar neurotransmisores de placer: dopamina y serotonina”, explicó el fundador de la organización, Giovanni Martínez Mujica.
“Nosotros hemos documentado a través de estudios de investigación que eso hace que mi sintomatología, no mi diagnóstico, de ansiedad y depresión tumben. ¿Qué hace eso? Que el niño vea que ese ambiente no sea tan hostil”, agregó el fundador de Surf 4 DEM.
En el afán de mantener el espacio disponible para esos pequeños pacientes, Martínez se unió a las organizaciones Lola Costanera, Camina Borinquén, Acción Didáctica Ambiental y Legend Surf Classic para impulsar que el litoral de Puerta de Tierra sea convertido en una reserva natural. Están recogiendo firmas con ese propósito y en un año han logrado recoger 5,000, pero quieren duplicar esa cantidad.
A través de las redes sociales de Lola Costanera, están recogiendo hasta firmas virtuales para solicitarle directamente al gobierno federal que convierta la zona en una reserva natural. De esa forma, los niños que atiende Surf 4 DEM podrán seguir recibiendo sus servicios en San Juan.
Para Martínez, la única forma de preservar la zona es a través de la reclasificación del espacio. Así los niños que atiende en San Juan no tendrán que viajar hasta Isabela para tomar la terapia semanal que le ha devuelto la paz a sus familias.
La magia de las olas
“Yo tengo familias que no podían ir a un cine, a comer en familia, a un centro comercial, pero como yo les estoy enseñando a esos jóvenes en este medio ambiente y lo están generalizando en el día a día, así que la tolerancia de ese niño hacia el ambiente es mucho mejor”, explicó el fundador de Surf 4 DEM.
Al final del día, la playa se vuelve indispensable en la terapia del menor porque el espacio se convierte en un laboratorio de terapia ocupacional a nivel sensorial.
“La mayoría de mi población tiene problemas en términos de cómo se integran y cómo perciben la modulación sensorial, pero como mejor yo organizo neurológicamente a ese menor es estimulando sus sentidos simultáneamente aquí (en la playa) y esos niños se van a estabilizando neurológicamente”, sostuvo.
“Esta terapia afecta hasta el enfoque. Cuando yo paro a un niño en la tabla de surf, yo estoy estimulando el área propioceptiva y estoy activando el área vestibular de nuestro cerebro”, agregó.
Además de servir de centro terapéutico para los niños, esta zona playera aloja arrecifes y ecosistemas marinos que están en peligro de extinción.
De ahí viene la urgencia para convertir la zona que comúnmente llaman “La 8” en una reserva natural. Dentro de las especies que quieren proteger se encuentran el coral Elkhorn y Orbicella faveolata.
De acuerdo con la líder de la iniciativa, Sonia Villaverde Cuebas, “estos arrecifes sirven de barrera para proteger las zonas costeras”.
|
