Monumental. Así es la investigación que realizó, por los últimos cuatro años, la doctora Arleen Pabón Charneco para que se designe a Puerta de Tierra como distrito histórico en el Registro Nacional de Lugares Históricos.
“Puerta de Tierra tiene mucho valor en derecho propio. A su vez, tiene valor añadido al ser la antesala del Distrito Histórico del Viejo San Juan. Todo lo que ocurra en Puerta de Tierra va a impactar de una forma u otra al Viejo San Juan”, declaró la profesora de la Escuela de Arquitectura de Florida A&M University.
El proceso no es ajeno para Pabón Charneco, ya que es la segunda nominación de distrito histórico que defiende ante el mencionado Registro.
Anteriormente, trabajó con el Distrito Histórico del Viejo San Juan, incluido en el Registro en 2012. También, preparó la nominación del Viejo San Juan como National Historic Landmark en 2013.
De ser aprobada la nominación de Puerta de Tierra, la Isleta de San Juan quedaría incluida en el Registro brindando una mayor protección a este preciado patrimonio puertorriqueño.
“Nominarla es una defensa, una protección, una ventaja que dificultaría acciones que atenten contra este valiosísimo patrimonio histórico cultural”, recalcó. También, facilitaría en el futuro la consideración del Viejo San Juan como patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Actualmente, La Fortaleza y el complejo de murallas de San Juan ostentan esa designación.
La inclusión en el Registro Nacional, que se dará a conocer antes que finalice este año, además viabilizaría la recepción de fondos federales y la exención contributiva a nivel federal. Es una de las responsabilidades que por ley federal tiene la Oficina Estatal de Conservación Histórica.
Según la profesora, tradicionalmente Puerta de Tierra ha sido tratada como “lo otro”, en contraste con el casco urbano del Viejo San Juan. Sin embargo, “este es un sector único, integrado desde el principio al diseño de la ciudad que miraba a la Isleta como un todo”.
Ciudades de la paz
“San Juan, al igual que La Habana (Cuba), ciudad de Panamá, San Agustín (Florida) fueron fundadas por los castellanos como ‘ciudades de la paz’. Eran urbes abiertas, sin las murallas”, explicó.
“Castilla estaba a la vanguardia en cuanto al urbanismo. La Habana y San Juan fueron diseñadas como ciudades-puerto, modelo experimentado en Islas Canarias, primeras colonias castellanas”, explicó la investigadora al hacer hincapié en que “una quinta parte de la historia de nuestra ciudad se desarrolló sin murallas”.
Luego, con el fin de proteger el recinto y a casi 130 años de la fundación de San Juan, se inició la construcción del perímetro murado.
Puerta hacia el camino de tierra
Planos del siglo 17 evidencian que las primeras puertas construidas fueron: la Puerta de San Juan (oeste), la Puerta de San Justo (sur) y la Puerta de Santiago (este). Dicha puerta, la única que abría a tierra, daría origen a la división física de la Isleta surgiendo el nombre de Puerta de Tierra.
Luego, se crearon tres puertas más: la de San José (norte-hacia el cementerio), la de Santa Rosa (norte) y la Puerta de San Rafael o Puerta de España (sur).
Abajo la Puerta
En el libro “San Juan: historia ilustrada de su desarrollo urbano 1508-1898”, Aníbal Sepúlveda Rivera indica que para mediados del siglo 19, se inició el debate sobre los planes para un ensanche de la ciudad (1865). Aunque no fue hasta 1897 que comenzó el derribo de la Puerta de Santiago y parte de la muralla, existen planos anteriores a esta fecha que muestran el parcelario, las calles e, inclusive, algunos nombres.
La complejidad en cuanto al debate se debió, entre otros factores, al celo de los militares sobre su control de Puerta de Tierra.
Sobre el particular, la doctora recalcó que “las tres líneas de defensa de la ciudad están presentes en Puerta de Tierra, algo de carácter relevante a nivel internacional”.
Las líneas de defensa, llamadas así por los militares españoles, consistían en una cadena de fortificaciones, murallas y fosos que tenían la función de defender la ciudad murada.
De estas estructuras, Pabón Charneco mencionó una no tan conocida: el Fortín de Tajamar ubicado a la orilla del mar, cerca de los cuarteles de la Guardia Nacional.
En el 2015, algunas de estas estructuras, entre otros descubrimientos arqueológicos, salieron a la luz durante la construcción del polémico proyecto ya inaugurado: el Paseo Puerta de Tierra.
Según Pabón Charneco, durante las primeras décadas del siglo pasado, el insigne arqueólogo Irving Rouse señalizó que existe un yacimiento prehistórico en el lugar donde se encuentra el Edificio de la Guardia Nacional. Este le otorga al sector una importancia trascendental por ser uno de tan solo dos de este tipo que hasta el momento se han encontrado en la isleta.
Curiosamente, bajo el mando de la corona española, la primera construcción de carácter civil realizada en la zona fue el Paseo de Puerta de Tierra (1838), localizado en lo que hoy se conoce como Paseo Covadonga.
Por otro lado, el último edificio, construido por los españoles en Puerta de Tierra que aún se conserva es el Antiguo Hospital Civil que también sería la Antigua Cárcel Provincial. En el siglo 20, fue sede de la Porto Rican-American Tobacco & Co y, además albergaría a la destilería de ron Bacardí. Hoy, es la sede del Archivo General de Puerto Rico.
Aunque en ese periodo esa parte de la isleta no estaba densamente poblada, Pabón Charneco recordó que coexistieron diversas tipologías arquitectónicas domésticas como lo fue el arrabal, las casas de la vecindad o callejón (edificios multifamiliares con un propietario privado), casas unifamiliares y estructuras dedicadas al comercio. De este tipo de edificio, se han inventariado hasta el momento 48. Luego, en el siglo 20, llegaría el residencial público.
Con relación a la arquitectura, Puerta de Tierra destacó por ser el punto de unión con la Isla vía la construcción del Puente San Antonio, la Carretera Central, el tranvía y el ferrocarril de circunvalación. Además, alberga algunos de los muelles de la zona portuaria.
Cambio de gobierno
“Para inicios del siglo 20, Puerta de Tierra se convirtió en un laboratorio de experimentación para el diseño urbano pues la nueva metrópoli encontró el espacio necesario para crecer. En el Viejo San Juan propiamente estaba limitado el desarrollo de proyectos urbanos”, explicó.
Según Pabón Charneco, Puerta de Tierra fue la “vitrina de la modernidad de ese Puerto Rico pujante de inicios del siglo
20”.
Los edificios que hoy flanquean la Avenida Constitución en Puerta de Tierra son, para la investigadora, como “un collar de piedras preciosas”. La lista es valiosa, sirve de ejemplo la belleza imponente del Antiguo Casino de Puerto Rico, a la que le siguen muchos más.
“Las escuelas palaciegas, la Iglesia de San Agustín con su vanguardismo, el Parque Luis Muñoz Rivera para el cual contrataron la firma de arquitectos paisajistas más importantes del mundo de esa época (Bennett Parson and Frost), el Templo del Maestro; lamentablemente en abandono, la Escuela Industrial Notre Dame-“La Costura”, el edificio del Antiguo Negociado del Tiempo hoy Museo Militar de la Guardia Nacional, el Medical Arts Building, y el hoy abandonado Instituto Oftálmico son sólo otros ejemplos de ese momento histórico”.
“Aun así, todavía Puerta de Tierra es percibida como un espacio entre otros dos más importantes: el Viejo San Juan y la Isla”, enfatizó.
La nominación
El trabajo se dividió por fases. En general, la nominación incluye cerca de 500 folios, formularios, inventario de propiedades, fotografías y una rigurosa investigación histórica de la zona.
La doctora Pabón Charneco fue asistida por la arquitecta Imandra Martínez, quien dijo que el trabajo de campo fue “todo un privilegio, un caudal de aprendizaje”.
Ambas profesionales recorrieron las calles, rincones y esquinas de Puerta de Tierra con ayuda de la tecnología (geolocalizadores), del auto de Martínez que adquirió “fama” entre los locales y de sus piernas, ya que caminaron toda la zona con formularios y cámara fotográfica en mano en numerosas ocasiones.
Pero, quizás, la contribución que más atesoran fue la de la comunidad, que según Pabón Charneco, les recibió “con los brazos abiertos ofreciendo información de interés para el estudio”.
Para Bibiana Hernández, nacida en Puerta de Tierra y residente en El Falansterio, conocer el trabajo de la nominación le sirvió como un ejercicio de revalorización personal y colectiva. “Muchas personas sienten vergüenza de ser de aquí, pero Puerta de Tierra valía, vale y seguirá valiendo tanto como nosotros”, expresó.
Hernández se considera testigo ocular del deterioro de la zona.
“Hay unas mejoras, novedades privadas, pero duele que no se nos escuche, consulte e integre. No nos identificamos con esas mejoras. Lo justo sería que Puerta de Tierra progrese para todos”, dijo a El Nuevo Día.
El portavoz de la Brigada Puerta de Tierra, Jesús “Bubu” Negrón, acogió con positivismo el trabajo de la nominación.
“Hay mucho por hacer. Nosotros comenzamos con el rescate del edificio El Infanzón. Nos alegra que personas de la talla y sensibilidad de la doctora Pabón Charneco laboren con otra visión sobre Puerta de Tierra”, opinó.
La doctora aclaró que algunos de los edificios incluidos en la nominación ya forman parte del Registro.
“De aprobarse la nominación estarán doblemente protegidos”, explicó al mencionar casos como el del Falansterio, la Escuela de Medicina Tropical, la Iglesia, Escuela, Convento y Casa Parroquial de San Agustín, Escuela Brumbaugh, Biblioteca Carnegie, entre otros.
Bellezas semiocultas
Mientras realizó su trabajo de campo, la profesora quedó impresionada con los “tesoros” no tan conocidos y/o expuestos como los citados.
Ejemplo de lo anterior son las 48 casas de vecindad -presentes en Puerta de Tierra- a las cuales los vecinos llaman callejones.
“Tienen fachadas elegantes, bien diseñadas. Pueden tener hasta 35 apartamentos. Las hay en forma de U o E. Son luminosas, con patio interior y ventilación cruzada. Son viviendas privadas con un solo propietario a cargo de los alquileres. Sus residentes conforman una comunidad pro activa”, describió.
“Es posible pensar que este no es el mejor momento en la historia de nuestro pueblo para trabajar en la conservación del patrimonio construido por los puertorriqueños del ayer. Invertir en la preservación de nuestra cultura, sin embargo, no es optativo y sí una responsabilidad que la ley nos impone para con la presente y futuras generaciones”, expresó la doctora Pabón Charneco.
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