Santurce 1951: La gesta eterna de Pepe Lucas
dom, 9 de diciembre de 2007
Por: Edgardo Rodríguez Juliá
Especial El Nuevo Día
Fue una tarde
dominguera, en horas en que el sol mata la misma tarde y anuncia
de a poquito la llegada de la noche, que Pepe Lucas vivió para
Santurce su gran momento de gloria. Fue una gesta que lo
inmortalizó... Vídeo: Reviva los momentos de gloria.
En el pequeño parque al lado del mar, abarrotado a capacidad, con
asistencia récord de 16,713 fanáticos, se jugaba el domingo 18 de
febrero de 1951 el partido final de la Serie de Campeonato entre
los Cangrejeros de Santurce y los Criollos de Caguas.
El juego estaba empate en la novena entrada. Entonces, anterior al
jonrón decisivo de Bobby Thomson en el otoño del mismo año, para
ganarle a los Gigantes de Nueva York el campeonato de la Liga
Nacional, fue y resonó aquel batazo, después de dos outs, ese
peculiar sonido de la madera que anticipa el arco de la bola
dibujándose en el aire salitroso del Sixto Escobar, el vuelacercas
más notorio en la historia de nuestro béisbol.
El lanzador perdedor del Caguas, Mike Clark, más por rabia que por
despecho, lanzó su guante hacia el techo del Sixto Escobar. Había
perdido el juego tres carreras por dos.
Mientras el primera base dominicano José St. Clair, alias Pepe
Lucas, corría las bases con algo de susto, la algarabía de la
fanaticada cangrejera era una euforia que anticiparía todas las
venideras, los fanáticos se lanzaban al terreno de juego y
Santurce ganaba su primer campeonato de la Liga de Béisbol
Profesional, iniciando una larga dinastía de equipos ganadores.
Fue época de grandes peloteros dominicanos que jugaron en Puerto
Rico. Comparando a Tetelo Vargas, el guardabosque izquierdo de los
Criollos de Caguas, con el gran Pancho Coímbre, diría Rafael Pont
Flores: "Es como Tetelo Vargas. Y tan diferente a él. Ambos le han
hecho burlas al Padre Tiempo, tirándole de sus luengas barbas… Si
esta columna se lanzara al terreno de juego, Coímbre la tomaría en
broma y Tetelo en serio".
Eran los años en que los peloteros jugaban pasada la medianía de
edad. El gran lanzador zurdo Diómedes Olivo, alias Guayubín,
debutó en Grandes Ligas con el Pittsburgh rebasada la cuarentena.
Pero fue el todavía juvenil Pepe Lucas quien quedaría para siempre
en la memoria de la fanaticada; aquél fue su efímero momento de
gloria, justo en una tarde singular y ya avecinándose el
crepúsculo; porque el receptor del equipo de Caguas que perdió
aquel campeonato fue su hermano Güi Güi Lucas, y dejada sobre el
terreno de juego, con la llamada carabina al hombro, la celosa
fanaticada de Caguas la verdad que habló demás, imaginando
conspiraciones entre hermanos, entre bateador y receptor, robo o
manejo de las señales, rabietas de las ganas frustradas.
Santurce viajaría a Caracas con un trabuco que incluyó a Bob
Thurman, Willard Brown, Junior Gilliam, George Crowe. Regresaría
campeón de la Serie del Caribe al primer recibimiento,
verdaderamente apoteósico, de nuestra historia beisbolera.
Aunque irónicamente fuera Rodríguez Olmo, el pelotero-dirigente de
los Criollos de Caguas, el equipo que se vistió, pero no fue a
Caracas, el héroe indiscutible de aquella Serie, bateando como
refuerzo de los Cangrejeros tres jonrones, dos en un mismo juego
contra Cuba. José "Pantalones" Santiago ganó dos juegos en lo que
sería el primer campeonato del Caribe para Puerto Rico.
Los Cangrejeros fueron recibidos como héroes de una jornada
caribeña que comenzó con el jonrón del dominicano Pepe Lucas y
concluyó con la humillación del equipo campeón cubano, los Leones
de La Habana.
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