Alternativa para escuela capitalina
El Nuevo Dia, Domingo, 23 de febrero de 2020
El Municipio de San Juan habilitó la Biblioteca Carnegie para que los estudiantes del aula José Julián Acosta tomen sus clases.
El Municipio de San Juan anunció ayer que la Biblioteca Carnegie se convertirá en un plantel escolar temporal para los estudiantes de la escuela José Julián Acosta, que fue declarada no apta para recibir los alumnos tras una inspección después del terremoto del 7 de enero y las réplicas subsiguientes.
La iniciativa es parte de una acuerdo de colaboración alcanzado con el Departamento de Educación.
La expectativa es que los 182 estudiantes de esta escuela especializada y los 31 miembros de la facultad reanuden sus clases mañana.
"Estamos dando apoyo a esta escuela y estamos analizando a cuáles más podemos ayudar", indicó la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, en declaraciones escritas.
La biblioteca fue dividida en 11 salones, lo que permitirá que la escuela pueda operar en un horario regular de 7:30 a.m. a 5:30 de la tarde, de acuerdo al comunicado, que precisa que la inversión de estos trabajos fue de $82,500.
El ayuntamiento informó, además, que proveerá el desayuno a los estudiantes, llevará los pupitres, sillas, mesas, escritorios, anaqueles y pizarras, entre otros materiales. También se establecerá un sistema de tarjetas de identificación para los empleados y los alumnos.
Por otro lado, el Municipio se hará cargo del arreglo de los seis salones para niños con autismo en la Escuela Especializada Juan Ponce de León, en Río Piedras, con una inversión de $10,500. Estas labores serán realizadas por la Cooperativa de Construcción (TCCOOP) e incluyen la fabricación de módulos divisores en salón de clases con una inversión de $10,500.
La escuela Juan Ponce de León tiene 373 estudiantes, de los cuales hay 36 con autismo, y necesitan salones equipados como una casa, con sala, comedor, cocina, para que aprendan a ser independientes.
El terremoto y las réplicas provocaron en Puerto Rico la pérdida de centenares de casas y edificios públicos, entre ellos, escuelas que fueron declaradas no aptas para recibir estudiantes. Muchos de estos planteles requieren algunas mejoras para que sean reabiertos. Otros, sin embargo, tendrán que ser demolidos.
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