Se confunden entre la
gente, te estrechan la mano te abrazan y hasta bailan al ritmo
que les toquen, aunque por lo general el seguidor y el requinto
son los que marcan sus pasos al son de plena. Eso sí, sus
movimientos suelen ser más pausados y pronunciados, similar a
los de los actores teatrales.
Son sinónimo de fiesta y vacilón. Donde están ellos se escucha
el bullicio de chicharras, trompetas y el grito de guerra
musical del jolgorio: “voy subiendo, voy bajando...”. Detrás, la
masa compacta de gente intenta llevar el paso de los populares
cabezudos que año tras año desfilan por la festividad de mayor
convocatoria en Puerto Rico: las Fiestas de la Calle San
Sebastián del Viejo San Juan.
La comparsa de cabezudos y muñecos gigantes se remonta a una
tradición española de la Edad Media, aunque también se ha
documentado la existencia de estos personajes en países de
África, Asia y varias regiones de Europa desde el siglo XV. La
acogida y la popularidad de éstos ha sido tal que la tradición
se ha extendido a través de diversas festividades en el mundo
entero.
“La tradición viene de España. Hay dos fuentes bien importantes
los gigantones y cabezudos, tradición en las fiestas del país
vasco. Y también las Fiestas de las Fallas en Valencia, que son
las que al final se hacen esas esculturas gigantes en papel y se
queman. En mi caso nunca imaginé que esa tradición que venía del
país vasco me iba a tocar continuarla, porque mi segundo
apellido es Irizarry y mi abuelo era nieto e hijo de vascos”,
sostuvo Pedro Adorno, director de teatro y cine que a su vez se
dedica a la creación de máscaras.
Adorno elaboró por primera vez una máscara en 1985, pero no fue
hasta el 1990 que sus cabezudos salieron de su taller. Esos
primeros personajes fueron creados y personificados por el grupo
teatral que dirige, bautizado con el nombre de Agua, Sol y
Sereno. Esa primera participación fue parte también de una
campaña de la Compañía de Turismo.
Seis años más tarde los cabezudos del grupo de teatro colectivo
se dieron a conocer en uno de los especiales del Banco Popular,
que recreó la festividad en honor a San Sebastián. Fue ese mismo
año que desfilaron por primera vez entre los miles de asistentes
que abarrotan las calles adoquinadas de la ciudad amurallada.
Caber señalar que los cabezudos de Agua, Sol y Sereno no son los
que siempre encabezan la tradicional procesión de la apertura de
las fiestas. Por lo general son otros personajes simbólicos que
hasta el año pasado fueron custodiados por la fenecida Rafaela
Balladares, quienes hacen el desfile oficial. Sin embargo,
Adorno y sus cabezudos se han unido ininterrumpidamente desde
hace 15 años a la procesión.
Rostros de un pueblo
“Siempre hemos hecho unos personajes nuevos que no son los
tradicionales, como Diplo, Doña Fela, el Policía. Queríamos
traer al abuelo, abuelita y al muchacho rapero. Estábamos
buscando darle una renovación a esos personajes tradicionales.
Todas las máscaras que se utilizaron en ese especial del Banco
Popular decidimos que harían la procesión de las Fiestas.
Quisimos darle un énfasis a lo cotidiano. Gente de la vida
cotidiana, de a pie y que no fueran considerados una heroína o
un héroe. Ni una persona reconocida, sino que podía ser
cualquiera de nosotros”, explicó Adorno, quien tiene su taller
en Puerta de Tierra.
Sobre los rasgos físicos en los que se inspira a la hora de
crear los cabezudos, Adorno confesó que “se parecen a mis papás,
tíos, hermanos de mi mamá, en realidad tiene que ver con
familiares y amores”.
Adorno aprendió la técnica para la creación de los cabezudos en
la compañía teatral Bread and Puppet, en Vermont, durante un
viaje que hizo para conocer el trabajo de quien fue su maestro y
fundador del colectivo, el alemán Peter Schumann.
Según explicó, el proceso de crearlos le toma entre dos y cinco
días. Es por eso que en la actualidad trabaja en conjunto con
Ángel Flores, Yan Soto, Carlos Adorno y Cathy Vigo. Son ellos
quienes lo ayudan a crear una comparsa de cabezudos, como la que
espera llevar desde este jueves hasta el domingo a las Fiestas.
Adorno espera contar este año con alrededor de ocho cabezudos
entre los que podrían figurar las máscaras de los compositores
Rafael Hernández, Bobby Capó, Tite Curet Alonso, Pedro Flores y
Sylvia Rexach. Además de que irá acompañado de zancos y del
trabajo que el colectivo realizó en noviembre en la Campechada.
“Los cabezudos son el acercamiento de mi trabajo a una popular
tradición que ha sido adoptada como nuestra. Representan al
pueblo y el mestizaje racial de nosotros los puertorriqueños”,
puntualizó.
¿Cómo se hace un cabezudo?
Materiales: barro, plástico, papel y pintura.
El primer paso consiste en hacer un molde en barro donde va
formando la escultura del rostro.
Una vez se seca el barro se coloca un plástico que ayuda a
evitar que la pieza tome aire. Toda la escultura debe estar
envuelta en plástico.
Después se coloca con pega por ambos lados el papel de estraza
cortado en pedazos pequeños (Adorno utiliza como pegamento
fécula de maíz cocida).
Los pedazos pequeños de papel buscan definir los rasgos y
detalles de la escultura.
Por último y luego que la pega seca se comienza a pintar la
escultura.
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