Lunes, 8 de mayo de 2006
Por Alberto Ignacio González
Especial El Nuevo Día
El podio de la Orquesta Filarmónica de Puerto Rico Arturo Somohano estuvo físicamente vacío ayer, pero lleno de muchos recuerdos. Sólo había un retrato del músico que tomó las riendas del conjunto por más de tres décadas y un lazo violeta en señal de penitencia y respeto.
Fue un protocolo sencillo, sin tarima. Pero después de todo, las tarimas no eran importantes para el maestro Gualberto R. Capdeville. Para él, lo importante era defender nuestro legado musical y velar por la estabilidad económica de sus músicos. Capdeville falleció el viernes, a consecuencia de un paro cardiaco.
Con un público visiblemente triste por la partida del director titular, el evento inició a las 4:30 p.m. en el Parque Luis Muñoz Rivera en Puerta de Tierra. Aunque el podio no fue ocupado por ningún director musical en señal de respeto, sí hubo un atril ubicado un poco más adelante, donde su hermano Alberto C. Rivera dirigió la función junto a José Eduardo Banda y Leticia Medina.
Con mucha tranquilidad, Alberto le confesó a El Nuevo Día que tres horas antes de fallecer, el director se encontraba firmando los cheques que sus músicos recibieron ayer, su único ingreso de la semana pues todos pertenecen al sistema de Educación Pública y están cesanteados por el tranque presupuestario que agobia al País.
“El viernes, como a las 7:00 p.m., estaba hablando con él y me dijo que estaba firmando los cheques para que los músicos los recibieran hoy mismo (ayer) y tuvieran un dinero para sus necesidades... Mi hermano fue un gran trabajador por la cultura musical hasta momentos antes de morirse”, expresó Rivera.
Por su parte, el gerente general de la orquesta, Víctor Manuel Maldonado Gómez, también expresó su agradecimiento a la labor de 33 años ininterrumpidos de Capdeville.
“Todos llevamos muchos años en este proyecto y conocemos de su obra no sólo en el podio, sino tras bastidores. Hasta sólo horas antes de morir a él se le ocurrió hacer una actividad para ayudar a sus músicos”, señaló Maldonado, quien indicó que la agenda de compromisos de la Filarmónica continuará como de costumbre y que, después, la junta de directores de la orquesta tomará la decisión de cuál será el nuevo rumbo que ésta tomará, incluyendo la designación de un nuevo director.
Uno de los presentes fue el ex alcalde de San Juan, Héctor Luis Acevedo, acompañado por su esposa Carmencita Roca, quien no podía contener las lágrimas como tampoco podían muchos de los presentes al escuchar la música.
“Ese podio está lleno con su presencia, está con nosotros. Para Carmencita y para mí, esta orquesta es especial, porque nos enamoramos escuchándola. Fueron tres décadas de lealtad a la cultura, a la herencia de Puerto Rico y a hacer florecer nuevos talentos en la música”, comentó Acevedo.
El repertorio incluyó las piezas Dime, Ave María, Pie Jesu, Recuerdos de la Alhambra, Prayer, Autums Leaves, Con te Partiró, Quisqueya, Romance del campesino, Climb Every Mountain, Conversación, Creo en Dios y Preciosa.
Entre los miembros de la familia estuvo su hija, Angela Rivera. El maestro será sepultado hoy, a las 10:00 a.m., en el cementerio Los Cipreses de Bayamón. La comitiva saldrá de la Funeraria Buxeda de Hato Rey.