Un Senado para la Historia

El mensaje del electorado es claro: los ciudadanos estamos dispuestos a considerar, evaluar y seleccionar mujeres de diferentes trasfondos, potenciando así la riqueza inherente en la diversidad de perspectivas


Jueves, 7 de enero de 2021
El Nuevo Día
Luz del Alba Acevedo Gaud
Catedrática de Ciencias Políticas

La representación política de las mujeres en el Senado de la Decimonovena Asamblea Legislativa del 2021-2024 alcanzó un nivel histórico en las elecciones de 2020. Por primera vez la representación femenina es conmensurable con su proporción poblacional: 52 por ciento. Estadísticamente, las mujeres somos mayoría en el Senado (14 de 27). Los ocho distritos senatoriales eligieron al menos una mujer y en el distrito de Mayagüez los dos escaños senatoriales serán ocupados por mujeres.

Este es un hito importante para la cultura e historia política del país a nivel nacional e internacional. Según la base de datos de la Inter-Parliamentary Union, Puerto Rico se convierte en la segunda jurisdicción con mayor representación de mujeres en la Cámara Alta de los 193 países para los cuales se reportan estos datos (http://archive.ipu.org/wmn-e/arc/classifoiO2i9.htm). La lista la encabeza Antigua y Barbuda con 52.9%, y a Puerto Rico le siguen México con 49.2% y Solivia con 47.2%. No obstante, en los casos de México y Bolivia estas proporciones fueron sustentadas por cuotas electorales, mientras en el caso de Antigua y Barbuda la elección no se hace mediante voto directo.

Las cinco senadoras por acumulación y nueve por distrito abarcan la representación geográfica completa de la isla. Las senadoras electas pertenecen además a los cinco partidos políticos que participaron en la elección, lo cual implica que todos los espectros ideológicos están representados. El mensaje del electorado es claro: los ciudadanos estamos dispuestos a considerar, evaluar y seleccionar mujeres de diferentes trasfondos sociales, políticos, raciales y orientación sexual, potenciando así la riqueza inherente en la diversidad de perspectivas, discusiones y asuntos a considerar en la agenda legislativa.

Este escenario de divergencias ideológicas reconoce que las mujeres no son un bloque político homogéneo sino un cuerpo político con puntos de referencia y perspectivas distintas para el abordaje de los problemas más apremiantes en la discusión legislativa y la conversación de país. No todas las mujeres son feministas y aunque lo fueran, el feminismo tampoco es un movimiento homogéneo. De hecho, aunque existe un caucus de mujeres en la legislatura desde el 2005, este no ha funcionado como elemento aglutinador en causas como la declaración de un estado de emergencia ante la vio-
lencia de género, los feminicidios y la educación con perspectiva de género.

Los resultados electorales del 2020 para el Senado no solo representan un avance hacia la paridad de género en la representación política, sino que convierten a las mujeres electas en la punta de lanza para la quiebra del dominio del bipartidismo cerrado o partidocracia. Es la primera vez desde 1948 que uno de los partidos dominantes gana la gobernación con apenas el 33% de los votos y todos los partidos emergentes (MVC y PD) y el PIP quedan inscritos. Esto presagia el imperativo de buscar nuevas formas de hacer política y nuevos estilos de liderato en la toma de decisiones basado en alianzas, colaboraciones inclusivas y concertaciones y no en disciplina de partidos. La presencia de más mujeres en el Senado deberá contribuir a crear agendas legislativas transversales que consideren la equidad de género al tomar decisiones de país.