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Aprenden a criar en la cárcel

lunes, 8 de septiembre de 2014 

Por ELNUEVODIA.COM

 

Aprender a ser mejores madres en la cárcel fue algo que jamás imaginaron Wanda Liz López, Elizabeth Rivera Torres y Suleika Ramírez Padilla.

Las tres resultaron convictas por apropiación ilegal y fueron separadas de sus hijos, entre las edades de 7 y 20 años. Ahora residen en el Hogar Intermedio para Mujeres del Departamento de Corrección y Rehabilitación, en San Juan, donde les llegó el momento de aprender a criar.

Para Suleika, quien tiene 25 años y es madre de tres, la experiencia ha sido literal pues vive con su hija menor, de tres meses de nacida. Elizabeth aprovecha las lecciones para aprender cómo sacarle el máximo al tiempo que pasa con su hija adolescente cuando la visita. Mientras, Wanda Liz transmite lo que recibe a su hija de 21 años para que lo aplique con sus retoños, y quizás algún día pueda aplicarlo con sus otros tres hijos de 19, 12 y 7.

El Hogar Intermedio para Mujeres aloja a confinadas de mínima seguridad dispuestas a cumplir con requisitos como participar de terapias y realizar trabajos de aseo y confección de alimentos, entre otros. Aunque tiene capacidad para 38 adultas, actualmente allí viven 37. Una de las mujeres está embarazada y dos viven junto a sus hijas de meses de nacidas. El hogar recibe a niños de hasta tres años.



En el año 2013, el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) y el Departamento de la Familia (DF) firmaron un acuerdo de colaboración que incluyó la puesta a prueba del Programa de Desarrollo Socioemocial para las Familias, una iniciativa liderada por la Administración para el Cuidado y Desarrollo Integral de la Niñez (ACUDEN). Entre sus principales objetivos figura prevenir la violencia contra los niños enseñando estrategias de crianza saludable.

“El área de desarrollo socioemocional, de acuerdo a todas las investigaciones que se han desarrollado, es una de las más importantes en la edad temprana. Esas relaciones positivas y amorosas que debemos desarrollar con nuestros hijos o con cualquier niño en edad temprana les proveen una estabilidad emocional, independencia, seguridad en sí mismos, y ellos van a ser entonces jóvenes y adultos seguros en sí mismo, que van a poder enfrentar situaciones de reto, ya sean positivos o negativos, de manera más efectiva”, explicó Lurys Betancourt Rivera, supervisora de educación temprana en el Programa Child Care de Acuden, al recordar cómo comenzó a gestarse el programa.

Con eso en mente, se seleccionó el material a cubrir en seis sesiones para enseñar a los padres y cuidadores cómo establecer una relación positiva con los niños, la importancia de los elogios, del juego, de la lectura, cómo identificar lo que significan sus conductas, tener expectativas realistas y claras de ellos y solución de conflictos, entre otras áreas.

“Se les brindan estrategias a las familias para ellos, además de trabajar con sus emociones, proveerles a los niños con quienes nos relacionamos ese control, ese manejo de emociones, esa relación positiva y de apego”, agregó Betancourt Rivera. En el caso de las confinadas, el proceso se ha convertido también en parte de su rehabilitación.

Las tres mujeres compartieron sus historias con El Nuevo Día, que hoy las publica en su edición impresa, también disponible en formato electrónico.