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El Vocero
5 de julio del 2016
Un niño de diez años de edad fue mortalmente herido de bala en la cabeza, cuando un individuo abrió fuego con una pistola a eso de las 9:40 de anoche en el insospechado escenario de la piscina del legendario Hotel Caribe Hilton, en San Juan, hiriendo también al padre del menor y a otro individuo que los había invitado a darse un chapuzón, sospechándose que el autor que compartía con ambos es un sicario al servicio del narcotráfico.
Tras la balacera reinó la confusión durante muchas horas, y las autoridades recibían informaciones contradictorias sobre lo ocurrido, una de ellas que se trataba de un intento de “car-jacking”. Los heridos fueron sacados del lugar en automóviles privados, y el niño fue llevado al Hospital San Jorge, en Santurce, donde murió y su padre y el otro herido al Centro Médico de Río Piedras.
El analista político Ferdinand Pérez escribió en su cuenta de Twitter a las 9:52 de la noche “terrible acabo de ver a un niño baleado en la cabeza por trifulca en Hotel Caribe Hilton. Terrible que tristeza”. El mensaje se convirtió en uno viral.
Entrada la madrugada la Policía seguía investigando el trágico hecho, el segundo niño muerto desde el jueves cuando una niña de seis años fue baleada muriendo ella y su padre en Gurabo.
Versiones obtenidas por EL VOCERO, señalan que José Javier (Garban) Romero Bonilla, de 35 años de edad, vecino de Toa Alta Heights, de ocupación barbero, había sido invitado a disfrutar de la piscina por su amigo Juan José Cruz García, de 29 años de edad, quien se hospedaba en el hotel.
Cruz García fue fichado por narcóticos en el 2010 y por armas en el 2012, mientras que el padre del niño n tiene antecedentes pero si ha estado bajo pesquisa de las autoridades.
Cruz García es vecino de la urbanización Matienzo Cintrón. El niño Michael Romero Rivera, de 10 años de edad, fue llevado por un tío al Caribe Hilton para que se encontrara con su padre José Javier. La madre y el padre del menor están separados.
Cuando el sicario disparó una de las balas alcanzo al niño en la cabeza, mientras el padre del menor presentaba heridas en el pecho y abdomen y su amigo Cruz García en un brazo y en el abdomen.
Decenas de turistas continentales y residentes en la Isla corrieron despavoridos al oír los tiros.
Los adultos fueron llevados en una guagua Mitsubishi Montero al Centro Médico de Río Piedras, mientras el niño fue llevado en otro automóvil particular al Hospital San Jorge, en Santurce, donde fue declarado muerto.
Jamás en el hotel que abrió sus puertas en diciembre de 1949 siendo abanderado de la industria turística por décadas había ocurrido semejante situación. La seguridad había cotejado el acceso a la piscina de los huéspedes o sus invitados, presumiéndose que la persona que disparó también pudo haber ocupado una de las dos habitaciones que Cruz García había alquilado.
Los investigadores del Instituto de Ciencias Forenses aparentemente habían ocupado una pistola calibre .357 en la piscina, la que se cree fue alterada para disparar de forma automática.
Las otras personas que estaban con Cruz García se marcharon sin que la Policía lograra entrevistarlos.
Las autoridades procuraban obtener las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del hotel para identificar al individuo que hizo los disparos, el que se esfumó en medio del caos que dejó la balacera.
La investigación del caso estada en manos de la agente Xiomara Hernández y de la teniente Ana Rosario, de la División de Homicidios del CIC de San Juan. El fiscal Luis Sánchez también acudió a la escena, así como el director interino del CIC inspector Julio Marcano participa de la pesquisa.
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