|
Foto/
Ángel Luis García |
Restauran la Casa de España
viernes, 28 de Mayo de 2010
Por Ana Teresa Toro/El Nuevo Día
La aportación a la vida cultural y
social del País de la Casa de España ha quedado fijada en el
tiempo gracias a los trabajos de restauración
“Ése es el balcón de las chaperonas”, señala José Eduardo
Santiago, el presidente de la Junta de Directores de la Casa de
España.
El balcón al que apunta con el dedo y con el gesto del recuerdo es
el pequeño mirador del Salón de los Espejos donde las madres se
paraban a observar las incidencias de los bailes y actividades que
ocurrían en este edificio con aires andaluces inaugurado en el
1936.
Sus columnas, azulejos y tejas azules son parte del paisaje que
recibe al visitante del Viejo San Juan. Vecina del Capitolio, de
la Casa Olímpica y del Ateneo Puertorriqueño, la Casa de España ha
pasado a ser durante casi un siglo un centro cultural y social
importantísimo no sólo en el desarrollo y presencia de la cultura
española en el País, sino como punto de encuentro de los
inmigrantes españoles, sus descendientes y porqué no, para los
boricuas que comparten afinidad con este elemento integral en la
construcción de la identidad nacional.
Por estas fechas, la institución está próxima a completar una
proceso de restauración que ha tomado alrededor de diez años y que
cuenta con el apoyo económico del Gobierno Español y del
Consulado; con la estabilidad financiera que le brindan sus socios
y su operación regular; así como con el apoyo técnico que le
provee el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) que les ha
proporcionado la asistencia de un conservacionista.
“Este edificio ha sido catalogado patrimonio del País, es un
edificio histórico y todo lo que estamos haciendo va orientado a
su preservación en su estado original. Todo ha sido restaurado
como ha estado en el principio y hemos logrado hacerlo sin
cerrar”, detalló Santiago sobre las obras que se han trabajado por
etapas.
El paso del tiempo se respira en el aire. Aunque todo luce recién
pintado, los arreglos no le han quitado su aura densa atiborrada
de pasado. El patio interior, como todo allí, tiene rastros
humanos. La escalera toledana empolvada por las obras y con la
madera esperando barniz provoca la imaginación. Es fácil pensar en
cuántos encuentros y desencuentros se habrán dado en aquellos
salones... cuanto vino, cuantos acordes de guitarra.
“La historia de la Casa de España se remonta al 1914, antes se
reunían en el antiguo casino en el Viejo San Juan. Allí se
conocieron mis abuelos. Después se mudó a un edificio también en
el Viejo San Juan y más tarde se inauguró esta estructura.
Recuerdo cuando de pequeño veníamos los domingos a los bailes de
las tres de la tarde. Las muchachas siempre bien arregladitas y
nosotros de chaquetón y corbata”, remenora Santiago sobre esos
años en los que la casa era un centro social donde se celebraban
bodas, bautizos, presentaciones en sociedad para las niñas que
cumplían quince años, fiestas populares, se recibían a los
visitantes distinguidos de España y era punto de encuentro y
confraternización.
“También había un dispensario, pues si bien es cierto que muchos
españoles llegaron y establecieron exitosas empresas en Puerto
Rico, también lo es que muchos fracasaron y necesitaron de la
ayuda que se les proveía desde la Casa”, cuenta.
Con el tiempo, las muchachas dejaron de celebrar los quince años y
poco a poco las necesidades de la comunidad se fueron orientando
hacia un interés en oferta cultural. Por esa razón cambió el
enfoque, hasta dedicarse, casi en su totalidad, a trabajar
actividades culturales como charlas, conferencias, presentaciones
teatrales y la constante actividad de la escuela de bailes
andaluces del maestro Antonio Santaella que opera desde allí.
Y es que resulta de lo más natural escuchar el taconeo flamenco,
mientras se entra a un edificio en cuyo jardín exterior campea por
su respeto una fuente decorada con leones al estilo de la que está
en uno de los impresionantes patios interiores de La Alhambra en
Granada.
“Curiosamente cuando se selecciona este diseño la mayoría de los
españoles en Puerto Rico no venían del sur como sucedió antes. Se
favoreció la obra del arquitecto Pedro de Castro por entender que
representada los rasgos más conocidos, era muy hispanista y no se
trataba de una línea arquitectónica pura. Fue un trabajo de gran
calidad y muy elaborado”, agrega Santiago.
La agenda no para a pesar de los andamios. Se mantiene activo en
el lugar un Centro Asturiano, uno Balear y otro Andaluz. En julio
esperan abrir un restaurante y hoy, por ejemplo, se llevará a cabo
a las 7:00 p.m. el espectáculo de música y poesía “Bajo un cielo
español” presentado por Pro Arte Lírico y el próximo 11 de junio
se presentará a las 7:00 p.m. la puesta en escena de Bodas de
Sangre de Federido García Lorca, dirigida por Heberto Ferrer.
Estas actividades son abiertas al público general. Los sábados
-casi todos- son para los matrimonios. Quizás, todavía, se cuele
en esos festejos una que otra chaperona.
|