Carlos Pieve: un
genio de la insuficiencia
El ex gerente general lamenta
el estado por el que atraviesa la liga invernal boricua.
Primera Hora
23 de noviembre de 2012
A sus 83 años, Carlos Pieve Marín, ex
gerente general de varios equipos de la Liga de Béisbol
Profesional de Puerto Rico, tiene una memoria y un sentido del
humor envidiables. Esto a pesar de sufrir un infarto cerebral en
2007 que le afectó el habla, “pero el cerebro está bien”.
Pieve recibió amablemente a Primera Hora en su residencia, que
comparte con su esposa Lucy, en Carolina, para hablar de su vida
dedicada al béisbol, llena de anécdotas, sinsabores y, sobre
todo, muchas satisfacciones.
Este simpático señor a pesar de ganarse enemigos debido a que
siempre decía las cosas como las pensaba, en sus años de madurez
no se arrepiente de nada, y una de sus satisfacciones –además de
los logros deportivos- es que tiene “más amigos que enemigos”.
¿Desde cuándo se da su relación con el béisbol?
“Bueno, yo a los 14 años había sido apoderado de un equipo de lo
que son hoy las Pequeñas Ligas en Puerta de Tierra que se llamó
el Liberty”.
¿Usted jugaba?
“Yo era la tercera base, si no me ponían a jugar, me llevaba el
guante”, dijo Pieve sin contener la risa.
El hombre de béisbol, quien como gerente general consiguió
cuatro títulos en el béisbol invernal boricua, contó que en su
juventud, cerca del año 1950, se lesionó un brazo jugando en el
Parque Central de Nueva York, donde pasó parte de su juventud.
“Después vine aquí a jugar en Clase A en el 54, pero ya no tenía
intenciones, lo hacía más por diversión”, narró.
¿Por qué el béisbol y no otro deporte?
“No jugué otra cosa que no fuera béisbol. Yo fui un apasionado
de dos cosas: del béisbol y del hipismo. Fuera de eso, el
trabajo. Después que salí de colegio (universidad), me quedé en
Nueva York trabajando en los bancos del área. Estuve hasta el
1966 y estuve aquí (en Puerto Rico) corto tiempo. Fue en ese
tiempo que me enamoré del béisbol de aquí”.
Durante esa época, Pieve fue anotador de la liga y ayudante del
director de la liga, Terry García. En 1972, regresó a Nueva York.
Ese año, “como hacían todos los años”, los directivos de la liga
puertorriqueña se reunían en agosto en Nueva York para
planificar la próxima temporada, y fue la primera oportunidad
para Pieve de ser gerente general.
“Mi mamá hacía un asopao para todos ellos y formaban un bayú, y
de momento Víctor Rodríguez Bermúdez, que era el propietario del
equipo de Arecibo,, yo creía que estaba relajando, y me dice:
‘¿Cómo te gustaría ser el gerente general de los Lobos de
Arecibo, si tú sabes tanto de béisbol?’. Yo le dije: ‘Ay, no
relajes”, y me dice: ‘Yo soy un hombre serio…’. Yo le dije:
Bueno, si me da dos semanas para yo renunciar en mi trabajo… Me
dice: ‘Estás contratado’. Y allí comencé…eso fue en agosto, y la
temporada estaba pautada para octubre y ellos no tenían gerente
general”, contó Pieve en la sala de su hogar.
“Entonces llegué a Puerto Rico nuevamente, pero esta vez, como
gerente del equipo de Arecibo, donde comencé lo que son 40 años
en este béisbol”, añadió.
Pieve fue gerente general de los Lobos de 1972 a 1976. Luego, de
los Cangrejeros de Santurce en el 1977-1978, y en el 1978-1979
consiguió su primer campeonato como gerente general, con los
Indios de Mayagüez.
Después, estuvo en Ponce y nuevamente en Arecibo, “porque se me
había quedado la espinita de que yo había ganado en Mayagüez,
aun cuando mi primer amor fue Arecibo porque fue el que me dio
la primera oportunidad, y allí quería ganar un campeonato, que
lo logré en el 82-83, que fue el primer campeonato que ganaba
Arecibo en su historia”.
Ese título de los Lobos, que también ganaron la Serie del Caribe
ese año, lo llenó de satisfacción, “por el deseo que tenía de
llevar ese primer campeonato, porque las condiciones en Arecibo
nunca fueron buenas, no había dinero, había que moler del fino y
un sinnúmero de problemas, pero se logró”.
Además, Pieve recuerda un “conato de motín” del equipo mientras
regresaba en barco desde Venezuela luego de ganar el título
caribeño, pero “puse la casa en orden”. Sobre todo, el hombre de
béisbol rememora cómo la gente recibió al equipo en el muelle de
San Juan (regresaron en un barco crucero) y en la plaza de
Arecibo.
“Cuando llegamos aquí, a Puerto Rico, estaba una muchedumbre que
indudablemente fue de una gran satisfacción para todos porque,
desde que pasó el barco, estaban los remolcadores haciendo su
trabajo de sonar pitos. Cuando llegamos a la bahía, se
interpretó que era una de las más grandes, porque sobrepasaban
las 10,000 personas esperando el regreso de los Lobos, y por ahí
seguimos hasta Arecibo en caravana. O sea, que yo entiendo que
en cuanto a esa situación de ese primer año y ese campeonato,
nadie lo ha podido superar todavía”, recuerda Pieve con emoción.
Esa misma noche en que llegaron a Arecibo, Pieve renunció a su
cargo.
“Le dije a la fanaticada de Arecibo que yo ya había cumplido con
mi cometido y que no volvía. Y así lo hice. Fue un momento que
muchos tildaron de inmaduro, de que no era el momento, etc.,
etc.,pero había muchos sinsabores en toda esa situación,tuve que
hacerlo”, narró.
Trabajó en República Dominicana
Luego de renunciar a la gerencia de los Lobos, Pieve recibió una
oferta para trabajar en la liga dominicana.Para su sorpresa, la
oferta no fue para ser gerente general de un equipo.
Fue la persona elegida por la liga dominicana para dirigir una
expansión de cuatro a seis novenas. Su amistad con el
comisionado de las Grandes Ligas Bowie Kuhn ayudaría al proceso.
“Recibo una llamada de Santo Domingo… Me dijeron sorpresivamente
que ellos no me querían para ser gerente, sino para dirigir bajo
contrato la expansión del béisbol dominicano, que en ese momento
era de cuatro equipos, y ellos querían expandirlo a seis, pero
no contaban ni con la ayuda del béisbol americano –Major League-
ni tampoco con los dueños que tenían en ese momento en la liga,
ellos no querían que la liga se expandiera”, contó el ex
columnista en El Nuevo Día.
A pesar de todas las adversidades,Pieve –gracias,en parte, a la
amistad que desarrolló con el comisionado de Grandes Ligas,
Bowie Kuhn- logró el cometido que lo llevó a tierras
quisqueyanas y, en la próxima temporada,el béisbol dominicano
jugó con seis equipos, uno de ellos bajo la gerencia general del
boricua.
“Me contrataron para un trabajo y creo que lo hice”, cuenta
Pieve que le dijo a la prensa dominicana cuando le preguntaron
sobre el asunto.
“Además del campeonato con Arecibo, ese trabajo en Santo Domingo
es una de mis más grandes satisfacciones”, dijo el ex
periodista.
Escritor, periodista y columnista
Cuando Pieve regresó a Puerto Rico, el periodista Chu García,
entonces editor deportivo de El Nuevo Día, le ofreció trabajo,
“porque yo había escrito el libro de mis últimos años antes de
ir a República Dominicana (Los genios de la insuficiencia) y a
él le gustó lo que vio.
“Fue una parte de mi vida que me agradó muchísimo, porque me
convertí en ‘el Látigo’, porque, además de la columna de
béisbol, decía las verdades y me convertí en enemigo público del
fenecido ‘Chiro’ Cangiano”, dijo Pieve entre risas mientras “la
doña”, como llama a su esposa Lucy, nos muestra una caricatura
en la que don Carlos aparece con un látigo.
Sobre su enemistad con José Ángel “Chiro” Cangiano, entonces
dueño de los Leones de Ponce y quien había dirigido un
movimiento para prohibir la participación de los Lobos en la
temporada 1981-1982, Pieve tiene una anécdota muy peculiar sobre
un incidente ocurrido cerca del 1988.
“Cuando yo tuve el problema con Chiro Cangiano, hice lo que
probablemente no debí haber hecho pero que ahora probablemente
nadie lo haga: yo lo reté a un duelo en el periódico, en la
columna, ‘a las 5:00 de la mañana nos esperamos’”, contó Pieve
mientras su esposa no paraba de reírse.
“Al otro día, me llamó don Antonio Luis Ferré (dueño y director
de El Nuevo Día): ‘Pieve, siéntese aquí. Oiga, ¿qué es esto que
está retando a este señor?’ Yo no sabía que ese mismo día que
salió la columna Chiro Cangiano había llamado a Antonio Luis
Ferré. Yo dije: ‘Me van a botar, pero está bien, ya me di el
gusto de hacerlo, así que qué cará’… Y Antonio Luis me dice:
‘Oiga, eso está serio’, entonces él mismo me dice: ‘Mire, le voy
a decir, Cangiano me llamó hace como una hora y estuvimos
hablando y empezó Cangiano a decirme que eso no se podía
permitir en Puerto Rico, en el periódico, que si esto, que si
aquello y lo otro… Y después que yo terminé hablando con él, al
final, le digo: ‘Chiro, dime una cosa, vas a ir a la cita?’ Y él
mismo se reía conmigo”, recordó el simpático y amable experto en
béisbol.
Además, Pieve,luego de ver que en Santo Domingo había programas
de radio dedicados al béisbol después de la medianoche,se lanzó
a la aventura de crear un programa similar en su tierra.
“Cuando llego a Puerto Rico, yo dije: ‘Voy a inventar’, y puse
un programa a las 11:00 de la noche en KBM, y empecé a hablar de
hipismo y béisbol, y aquello se llenaba el cuadro de llamadas
hasta la 1:00 de la mañana. Y me inventé esa frase que tú
oyes:‘A llorar pa’ maternidad’. Esa era una de las frases que me
hizo famoso”,contó Pieve.
“Eso le gustó muchísimo a la gente al extremo de que por ahí
siguieron muchos programas que a esa hora no hablaban de
deportes, ahora los hay,pero en aquel tiempo –que estamos
hablando del 84- no. No había esa clase de programa de deporte y
pegó”, se atribuyó quien fue gerente genera, por última vez, de
2002 a 2007, de los Indios de Mayagüez.
Ese último año como gerente general, debido a una decisión en su
contra con relación a la posibilidad de sustituir a dos
refuerzos que abandonaron al equipo, le costó la amistad con el
entonces presidente de la liga, Benny Agosto, y,según él, “el
enco… me provocó un infarto cerebral”que lo mantuvo sin poder
hablar durante un año.“Yo me echo la culpa, no le echo la culpa
a nadie, ni a Benny Agosto. Pero eso era pa’matarme,pero aquí
estamos”, narró Pieve entre risas.
¿Se puede decir que se ha disfrutado todas las facetas de su
vida?
“Yo creo que sí. Yo no miro para atrás… Digo, los años de
Arecibo fueron duros, porque, ¿tú sabes lo que es tener un
equipo y hacer un maratón de radio para buscar fondos para
empezar la temporada? No es fácil. Pidiendo chavos, friendo
bacalaítos, vendiendo, estar hasta las 3:00 de la mañana virando
hielo… Había que hacer de tripas corazones”, añadió Lucy, su
fiel compañera.
Usted que ha visto las mejores épocas del béisbol
puertorriqueño,¿cómo se compara con la situación actual? ¿Cuál
cree que es el principal problema en el béisbol boricua?
“Acuérdate que hay un problema económico que no podemos negarlo
pero, mayormente, te digo la verdad, la calidad de las personas
que había en el béisbol son completamente diferentes a lo que
hay ahora. Y déjame decirte que yo tuve enemigos como
Reinaldo“Poto” Paniagua, Chiro Cangiano, pero nos sentábamos
allí,en una mesa, a discutir los problemas,y se resolvían. Y
cuando salíamos de ahí, se ponía una botella de vino y éramos
amigos. Esa situación, eso que está pasando con Santurce y
Manatí, indudablemente, es vergonzoso, tener que recurrir a que
las agencias del Gobierno tengan que pagar nómina”.
¿Cuál puede ser la solución?
“Me duele el corazón, porque ese es un béisbol que yo lo quise.
Pero creo que tiene solución, siempre y cuando lleguen, no
tienen que ser seis personas, con dos o tres que lleguen para
que los demás se alineen... pero es difícil, es difícil”.
“¿Viste lo que salió en el periódico del (estadio Hiram) Bithorn?
Con las escaleras sucias, porque (Jorge) Santini dice:‘Yo no
quiero aquí a nadie'. Eso es del pueblo, eso no es de los
alcaldes. Pero, ¿quién se pone a pelear con esa gente? Si yo
tuviera una columna… (risas).¿Pero yo me voy a reventar en la
cama pensando? No, no”, concluyó Pieve, quien nació el 15 de
enero de 1929,“el mismo día que Martin Luther King” y quien tuvo
seis hijos, tres de ellos ya fallecidos, y tantos nietos y
bisnietos que no recuerda cuántos son en total.
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