Brota
la peste bubónica
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Que las condiciones sanitarias en San Juan distaban mucho de ser adecuadas a principios del siglo XX lo evidenció el inesperado brote de peste bubónica surgido en 1912 y que provocó la muerte de varias docenas de personas. La muerte en circunstancias sospechosas de varios vecinos de la calle Tanca y Puerta de Tierra alertó a las autoridades médicas sobre la aparición de la temible enfermedad. De los almacenes localizados en los referidos lugares la peste bubónica se propagó rápidamente a otros sectores de la capital. Las pruebas realizadas confirmaron el temible diagnóstico y a partir de ese momento la voz de alarma se extendió por todo el país. El pánico se apoderó de la ciudadanía y muchas familias se apresuraron a abandonar la capital. Para combatir el brote las autoridades recurrieron a medidas extremas. La policía fue casa por casa y obligó a sus residentes a limpiar el interior de las mismas. Todo cachivache "viejo e inútil" tenía que ser lanzado a la calle, de donde fueron recogidos por camiones que trabajaron varios días sin parar. Toda la basura y artefactos inservibles de San Juan y Puerta de Tierra fueron depositados en el Paseo de Covadonga y quemados en una gran pira que ardió por varias semanas. Se ordenó una limpieza y fumigación inmediata de todos los lugares públicos y espacios donde pudieran encontrarse los roedores. La intensa labor de limpieza general que se realizó ayudó a transformar la mentalidad higiénica de los puertorriqueños.
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