Para un ambiente limpio, saludable y en
perfecta armonía con el ser humano, hay que liderar esfuerzos de
conservación desde la cima de la montaña y el corazón de la
ciudad, hasta lo largo de la costa y la profundidad de los
océanos.
En celebración del inicio del mes del Planeta Tierra, varias
organizaciones se dieron cita ayer a la “Conferencia Bajo Agua”
para sumergirse al fondo del mar y despertar conciencia sobre la
basura que afecta la vida marina.
Por tercer año, esta campaña educativa busca eliminar de las
costas puertorriqueñas al “pez basura” y educar sobre el impacto
de los desperdicios sólidos en el ambiente submarino.
Para documentar la plaga de este dañino pez, este diario realizó
un recorrido por la ciudad de Atlantis, como fue denominado un
parque submarino ubicado en la playa de El Escambrón en San
Juan.
En esta “ciudad” se pueden apreciar columnas griegas, asientos
decorativos, corales, flora y fauna, y una rica y atractiva
ambientación marina. Sin embargo, también habían latas y otros
desperdicios que perjudican el ecosistema.
“El recorrido submarino fue espectacular y muy triste a la vez.
Vimos contrastes que chocan, como la increíble biodiversidad
marina colorida y tropical, al igual que la abundante cantidad
de basura que descansa en el fondo”, expresó Irma Ruiz, miembro
de la junta de Scuba Dogs Society (SDS).
La basura no tan solo afecta a las miles de aves, mamíferos
marinos, tortugas, peces y crustáceos que mueren cada año al
ingerir o atraparse en la basura marina, sino que también afecta
a las personas y desmejora las costas.
Además, las personas que contaminan el agua tirando botellas de
vidrio, podrían producir cortaduras a otros visitantes. De igual
forma, las latas oxidadas podrían ocasionar hasta tétano en el
peor de los casos, explicó Alberto Martí, de Scuba Dogs.
Martí añadió que los peces pequeños pueden ingerir algunos de
estos desperdicios y terminar en la boca de otro pez o en la de
alguna persona.
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