Pedro Gelabert
Geólogo
lunes, 30 de marzo de 2009
Por ALBA Y. MUÑIZ
GRACIA
Con los pies sobre la tibia arena de la playa del Escambrón, Pedro
Gelabert, el primer geólogo puertorriqueño, se siente en su casa. Y es
que ese pedazo de costa sanjuanera lo ha seguido a través de su vida.
El romance comenzó de niño, cuando su madre lo llevaba a la playa para
que aprendiera a nadar. Gracias a eso, de adolescente evadía los 25
centavos de entrada al balneario nadando desde el área que hoy ocupa el
lujoso hotel Caribe Hilton. En su adultez, tuvo que enfrentarse al
derrame de petróleo del 1968, cuando el buque cisterna "SS Ocean Eagle"
se partió en dos.
Gelabert ha seguido el rumbo que un mar de casualidades ha marcado en su
vida. En 1952, mientras estudiaba pre-médica en la Universidad de
Tulane, en Luisiana, descubrió su interés por la tierra, durante una
excursión por el Golfo de México a la que lo invitó un amigo estudiante
de geología. "Nos montamos en unos 'jeeps' y bajamos por el delta del
Mississippi hasta un pueblo que era el centro de operaciones del pirata
francés Jean Lafítte. Tomamos una embarcación y pasamos a través de los
humedales y ríos del área hasta el Golfo de México. Navegamos 10 millas
hasta una plataforma de excavación donde barrenaban petróleo a más de
10,000 pies de profundidad. Nos pusimos a trabajar allí con los obreros
que barrenaban y bebían cerveza. El lunes me cambié de concentración a
geología petrolera".
Tras graduarse y recibir el Department of Geology Award la empresa Shell
le ofreció un puesto buscando petróleo en Venezuela, pero el destino le
tenía un plan distinto. Su madre, doña Carmen Delia Marqués, sufrió una
fractura craneal y Gelabert regresó a Puerto Rico.
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Ella mejoró y vivió
hasta los 93 años, pero en vez de irse a Suramérica, su hijo entró como
voluntario en el Servicio Geológico de Estados Unidos en Puerto Rico.
Luego fue llamado al servicio obligatorio del Ejército y destacado en el
Fuerte Story, en Virginia. Cuando debía ser enviado a servir en Europa,
recibió una carta que lo ubicaba en el Fuerte Buchanan, en Puerto Rico.
'Pensé que había sido un error, pero no dije nada. Cuando llega el
capitán me dice que voy a separación. "Usted es el único geólogo
puertorriqueño y está en el Ejército. Usted conoce la zona y habla
español. El Geological Survey lo
necesita para hacer un estudio de aguas'. Eso me salvó del Ejército y de
no ir a Vietnam después".
Pero fue el 3 de marzo del 1968 el día que marcó su vida. El hombre de
risa fácil se encontraba en el castillo San Felipe del Morro con sus dos
hijos, Pedro Ramón y Gloria del Carmen, y sintió un fuerte a olor a
petróleo. "Cuando miramos hacia el mar, vimos el buque 'Ocean Eagle'
partido". Recuerda que el Gobierno emprendió una búsqueda frenética por
profesionales que conocieran cómo trabajar con petróleo, y dieron con él.
"Pensaban que si yo sabía buscar petróleo debía saber cómo sacarlo del
agua".
Hacía sólo un año que había ocurrido el primer derrame de petróleo de
gran envergadura: el del buque "Torrey Canon", en Francia. Junto al
ingeniero Rafael Cruz y al profesor Máximo Cerame habilitó un
laboratorio en la UPR donde probaron los 600 productos existentes para
limpiar petróleo. Todos eran tóxicos excepto el Eco Peral, basado en un
mineral que repelía el agua y absorbía el petróleo. "Lo regábamos desde
un helicóptero de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) volando a
cinco pies sobre el agua y echábamos como 60 sacos en dos minutos,
amarrados con una correa y parados sobre las patas del helicóptero".
Además de acabar con la vida marina, el derrame provocó la muerte de una
colonia de 150 pelícanos que vivía en la bahía de la capital. "La
destrucción fue de tal naturaleza que transformó mi vida y me convirtió
en un conservacionista".
Este derrame lo tornó en un experto de renombre internacional y le
permitió ser parte de la delegación de Estados Unidos que participó en
la Convención de Cartagena para la protección del Mar Caribe. Allí
también negoció para que los venezolanos favorecieran una iniciativa de
ONU sobre la designación de reservas naturales.
Gelabert ayudó a fundar la Junta de Calidad Ambiental y la Agencia
federal de Protección Ambiental (EPA), y participó en la redacción de la
Ley de Política Pública Ambiental de Puerto Rico. Pero de todos sus
logros el que más le satisface es la fundación del Departamento de
Recursos Naturales y Ambientales en 1972. Y es que el último día de
sesión legislativa Gelabert y otros cuatro profesionales redactaron en
cuatro horas el proyecto de ley que creó la agencia bajo el mandato del
ex gobernador Luis A. Ferré.
A sus 76 años, Pedro Gelabert no se aleja de la labor ambiental. Preside
la Junta de Directores de la Corporación para la Conservación del
Estuario de San Juan y tiene su agenda llena dé planes para la zona. "Esto
es mi vida".''
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