Hombres y mujeres que han deambulado por
las calles expuestos a peligros encontraron amparo en el Hogar
del Buen Pastor. Incluso ha sido cobijo temporero para los bebés
de las deambulantes que han llegado embarazadas.
Localizado en Puerta de Tierra, el Hogar del Buen Pastor atiende
a los adictos a drogas y alcohol, que terminan en las calles sin
una vivienda donde resguardarse. Su fundadora, la hermana
Rosemarie González Piazza y el personal ayudan a que salgan de
la adicción y los capacitan para que se hagan autosuficientes y
consigan un empleo.
La misión es rehabilitarlos, un proceso que dura durante toda la
vida. Les enseñan y delegan responsabilidades, les ayudan a
desarrollar habilidades que le aumenten la autoestima, les
ayudan a ganar dinero con su trabajo para que cuando estén
listos para salir del Hogar en un promedio de dos años emprendan
una nueva vida.
Los residentes son expuestos a una diversidad de experiencias.
Comienzan por el programa de desintoxicación con productos
naturales unido a un programa espiritual en el que les presentan
a Dios como la columna en la que puedensostenerse ante el dolor
no resuelto, producto muchas veces de situaciones que les vienen
de la niñez y que los llevó a convertirse en adictos. El
programa espiritual enfatiza en que deben perdonarse a ellos
mismos y a quien les haya hecho daño, superarse encontrando el
valor de la vida y reconciliarse con los familiares que se han
alejado.
El cambio empieza de afuera para adentro. Nosotros no los
obligamos a recortarse ni bañarse, y eso es lo primero que ellos
hacen cuando llegan, expresó Sor González Piazza al enfatizar
que desde que entran empieza una transformación que no es
inmediata y tienen recaídas.
La rehabilitación puede parecer imposible si no se tiene la mano
amiga solidaria y el ejemplo de los que se han superado. El
Hogar procura brindar un ambiente comunitario que les enseñe a
los deambulantes el sentido de compañerismo, apoyo, tolerancia y
amor.
Cuando estamos en la calle no creemos en nadie. Sólo pensamos en
nosotros y la droga. Pensamos que estamos solos. Aquí está esa
familia que olvidamos, comentó Roberto Morales, quien se siente
que al salir de sus recaídas se ha
fortalecido y ya no hay marcha atrás al camino de las drogas en
el que estuvo al borde de la muerte.
Morales relató que se fue un día del Hogar cuando bajo
tratamiento contra la adicción volvió a probar la droga. Sus
compañeros o familia como les dice, no dejaron de buscarlo y
cuando dieron con su paradero, le dijeron te estamos esperando,
la Sister pregunta por ti. Ahora es chofer, trabaja los fines de
semana en el Hogar porque esto ya es parte de mí.
Edgardo Pedroza, residente del Hogar hace 23 meses, resaltó la
rebeldía con la que generalmente llegan por primera vez aunque
aclaró que mantienen respeto por la religiosa, a quien quieren
como a una segunda madre.
Nos identificamos cuando vemos que entra uno rebelde. A mí, la
Sister me dijo, te vamos a lavar la boca, mientras la monja en
voz baja explicó que con las drogas salen todos los defectos de
carácter, son temperamentos distintos manifestó Pedroza.
Como parte de la rehabilitación, se ofrece adiestramiento en un
trabajo de acuerdo a sus habilidades y preferencias que les
permiten desarrollar la autoestima y cualidades como la
responsabilidad, puntualidad, paciencia, perseverancia,
precisión, manejo del estrés, disciplina, trabajo en equipo y
respeto a la autoridad. Además, reciben pago por la labor
realizada que les permite aprender a administrar su dinero y
tener un ahorro que les servirá para comenzar su vida
independiente cuando termine el programa.
Los adiestramientos se realizan a través de las
microempresas de bordados, estampados y transferencias; de
cruzacalles, banners y rótulos; el salón de belleza, la
floristería, la tiendita de Joy, la cafetería, las artesanías,
las pinturas y la rehabilitación de una placita que les sirve de
patio para despejarse y de comedor a los clientes de la
cafetería.
Algunos no sabían que tenían talento para pintar y hacer
artesanías. Un maestro les enseña algunas destrezas y ellos se
lo enseñan a sus otros compañeros. Lo que hacen lo ponen a la
venta. Este año comenzarán a exponer sus artesanías en El Paseo
la Princesa en el Viejo San Juan. La
cafetería vende desayunos y almuerzos. La tiendita de Joy vende
artículos de segunda mano. Una vez el
residente termina el programa, el Hogar provee un plan de
seguimiento en lo que se estabiliza.
Ya me liberé. Llegó un momento en que yo llegaba llorando al
punto (de drogas). Tenía el dinero, pero lloraba porque no
quería comprarla. Estaba aborrecío ya. El vicio es una
esclavitud, afirmó Morales, quien probó la droga a los nueve
años y estuvo 17 años deambulando.
18 años de misión con las personas sin hogar
La Hermana Rosemarie González Piazza todavía busca a la fuente
que le inspiró fundar El Hogar del Buen Pastor. Han pasado 18
años desde el día que caminando por la avenida Constitución se
topó con un niño de unos ocho o nueve años que le preguntó ¿Tú
eres de Dios? Su sonrisa se dibuja inmediatamente cuando
recuerda el evento porque según dijo días antes había orado a
Dios pidiendo que le mostrara cuál era su misión.
Sor González Piazza relató que le contestó al pequeño: Sí, pero
tú también eres de Dios y el niño nuevamente le increpó que si
recogería a alguna persona que estuviese tirado en la calle y se
lo llevaría a su casa. La monja sabía que era imposible llevar a
vivir con ella a un hombre. Además, el apartamento que compartía
con otra monja era pequeño. Cuando ambos fueron a buscar al
desamparado para ayudarlo, ya no estaba. La Hermana se fue a
despedir del pequeño y le preguntó su nombre. El niño contestó
Joy. Fue en ese momento que Sor
González Piazza supo que estaba llamada a dedicarse a ayudar a
las personas sin techo.
Actualmente, la Hermana vive en El Hogar del Buen Pastor con
hombres y mujeres sin techo, por lo
que su disponibilidad es de 24 horas los siete días a la semana. Algunos bebés han nacido
en El Hogar. El espacio provee para
unas 25 personas.
(Carmen Milagros Díaz)
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