Un hogar para romper con la esclavitud

domingo,24 de abril del  2011
Por Carmen Milagros Díaz/El Vocero
 



En el Hogar del Buen Pastor, deambulantes y adictos de drogas se rehabilitan, realizando tareas dentro del albergue. El Vocero/Willam Rodríguez.

Hombres y mujeres que han deambulado por las calles expuestos a peligros encontraron amparo en el Hogar del Buen Pastor. Incluso ha sido cobijo temporero para los bebés de las deambulantes que han llegado embarazadas.

Localizado en Puerta de Tierra, el Hogar del Buen Pastor atiende a los adictos a drogas y alcohol, que terminan en las calles sin una vivienda donde resguardarse. Su fundadora, la hermana Rosemarie González Piazza y el personal ayudan a que salgan de la adicción y los capacitan para que se hagan autosuficientes y consigan un empleo.

La misión es rehabilitarlos, un proceso que dura durante toda la vida. Les enseñan y delegan responsabilidades, les ayudan a desarrollar habilidades que le aumenten la autoestima, les ayudan a ganar dinero con su trabajo para que cuando estén listos para salir del Hogar en un promedio de dos años emprendan una nueva vida.

Los residentes son expuestos a una diversidad de experiencias. Comienzan por el programa de desintoxicación con productos naturales unido a un programa espiritual en el que les presentan a Dios como la columna en la que puedensostenerse ante el dolor no resuelto, producto muchas veces de situaciones que les vienen de la niñez y que los llevó a convertirse en adictos. El programa espiritual enfatiza en que deben perdonarse a ellos mismos y a quien les haya hecho daño, superarse encontrando el valor de la vida y reconciliarse con los familiares que se han alejado.

El cambio empieza de afuera para adentro. Nosotros no los obligamos a recortarse ni bañarse, y eso es lo primero que ellos hacen cuando llegan, expresó Sor González Piazza al enfatizar que desde que entran empieza una transformación que no es inmediata y tienen recaídas.

La rehabilitación puede parecer imposible si no se tiene la mano amiga solidaria y el ejemplo de los que se han superado. El Hogar procura brindar un ambiente comunitario que les enseñe a los deambulantes el sentido de compañerismo, apoyo, tolerancia y amor.

Cuando estamos en la calle no creemos en nadie. Sólo pensamos en nosotros y la droga. Pensamos que estamos solos. Aquí está esa familia que olvidamos, comentó Roberto Morales, quien se siente que al salir de sus recaídas se ha fortalecido y ya no hay marcha atrás al camino de las drogas en el que estuvo al borde de la muerte.

Morales relató que se fue un día del Hogar cuando bajo tratamiento contra la adicción volvió a probar la droga. Sus compañeros o familia como les dice, no dejaron de buscarlo y cuando dieron con su paradero, le dijeron te estamos esperando, la Sister pregunta por ti. Ahora es chofer, trabaja los fines de semana en el Hogar porque esto ya es parte de mí.

Edgardo Pedroza, residente del Hogar hace 23 meses, resaltó la rebeldía con la que generalmente llegan por primera vez aunque aclaró que mantienen respeto por la religiosa, a quien quieren como a una segunda madre.

Nos identificamos cuando vemos que entra uno rebelde. A mí, la Sister me dijo, te vamos a lavar la boca, mientras la monja en voz baja explicó que con las drogas salen todos los defectos de carácter, son temperamentos distintos manifestó Pedroza.

Como parte de la rehabilitación, se ofrece adiestramiento en un trabajo de acuerdo a sus habilidades y preferencias que les permiten desarrollar la autoestima y cualidades como la responsabilidad, puntualidad, paciencia, perseverancia, precisión, manejo del estrés, disciplina, trabajo en equipo y respeto a la autoridad. Además, reciben pago por la labor realizada que les permite aprender a administrar su dinero y tener un ahorro que les servirá para comenzar su vida independiente cuando termine el programa. Los adiestramientos se realizan a través de las microempresas de bordados, estampados y transferencias; de cruzacalles, banners y rótulos; el salón de belleza, la floristería, la tiendita de Joy, la cafetería, las artesanías, las pinturas y la rehabilitación de una placita que les sirve de patio para despejarse y de comedor a los clientes de la cafetería.

Algunos no sabían que tenían talento para pintar y hacer artesanías. Un maestro les enseña algunas destrezas y ellos se lo enseñan a sus otros compañeros. Lo que hacen lo ponen a la venta. Este año comenzarán a exponer sus artesanías en El Paseo la Princesa en el Viejo San Juan. La cafetería vende desayunos y almuerzos. La tiendita de Joy vende artículos de segunda mano. Una vez el residente termina el programa, el Hogar provee un plan de seguimiento en lo que se estabiliza.

Ya me liberé. Llegó un momento en que yo llegaba llorando al punto (de drogas). Tenía el dinero, pero lloraba porque no quería comprarla. Estaba aborrecío ya. El vicio es una esclavitud, afirmó Morales, quien probó la droga a los nueve años y estuvo 17 años deambulando.

18 años de misión con las personas sin hogar

La Hermana Rosemarie González Piazza todavía busca a la fuente que le inspiró fundar El Hogar del Buen Pastor. Han pasado 18 años desde el día que caminando por la avenida Constitución se topó con un niño de unos ocho o nueve años que le preguntó ¿Tú eres de Dios? Su sonrisa se dibuja inmediatamente cuando recuerda el evento porque ­según dijo­ días antes había orado a Dios pidiendo que le mostrara cuál era su misión.

Sor González Piazza relató que le contestó al pequeño: Sí, pero tú también eres de Dios y el niño nuevamente le increpó que si recogería a alguna persona que estuviese tirado en la calle y se lo llevaría a su casa. La monja sabía que era imposible llevar a vivir con ella a un hombre. Además, el apartamento que compartía con otra monja era pequeño. Cuando ambos fueron a buscar al desamparado para ayudarlo, ya no estaba. La Hermana se fue a despedir del pequeño y le preguntó su nombre. El niño contestó Joy. Fue en ese momento que Sor González Piazza supo que estaba llamada a dedicarse a ayudar a las personas sin techo.

Actualmente, la Hermana vive en El Hogar del Buen Pastor con hombres y mujeres sin techo, por lo que su disponibilidad es de 24 horas los siete días a la semana. Algunos bebés han nacido en El Hogar. El espacio provee para unas 25 personas.
(Carmen Milagros Díaz)