sábado 13 demayo de 2006

Por: Jorge Rodríguez 
Redactor ESCENARIO

La alegría se hacía patente hace unos días en el condominio del Falansterio de Puerta de Tierra, un edificio símbolo de vivienda moderna para personas de bajos recursos, construido en 1937. Este hábitat por años ha resguardado uno de los mayores tesoros de este barrio, un vecindario unido, cristiano, valiente, pendiente a todos sus miembros, cual si se tratara de una familia comunal. En esta ocasión, se homenajeaba a las madres de este recinto, pero muy en especial a Providencia Santana Maldonado quien cumplía 87 años de edad, con 38 de ellos en el Falansterio.

"Mi vida ha sido la de criar muchachos porque siempre me han encantado. Viví en la Sol y La Perla, pero donde más feliz me he sentido es acá. Mi esposo fue chofer de la AMA por 30 años y era viudo cuando se enamoró de mí. Yo tenía 18 y era gordita y sandunguera; y él 32. Un día en la guagua, donde me conoció, me dijo: ‘Yo no soy solo. Soy viudo y me voy a casar contigo, si tú me aceptas mis hijos’. Y yo volando, los acepté. La nena menor tenía 3 añitos, el mayorcito ocho y la que iba en el medio, siete. Fui feliz y sigo siendo feliz. Mi esposo murió y que Dios me perdone, pero aún estando en el cielo, lo quiero", expresó la homenajeada dama.

Pero, tratándose de un día tan especial, y con tantas otras madres recordando sus crianzas y su vida en comunidad, hablaron para ESCENARIO, además, Olga González Piñero, una conserje por 28 años en la escuela Lincoln del Viejo San Juan y quien lleva dos décadas en el Falansterio.

"Yo vivía en La Perla y hasta ahora tengo tres hijos y no pienso tener más ninguno; y ocho nietos. Ahora estoy tomando pastillas para no tener bisnietos. Mis hijos están bien y todos trabajan en el Gobierno. ¡Por eso, no me esperaba esto que estamos viviendo, lo de esta crisis! Al lado de mi crianza y esto, a mí no me ha pasado nada. No me puedo quejar ni de mis hijos ni de mi esposo. Lo importante es seguir el camino del bien, mirar hacia adelante y nunca hacia atrás. Ese es el camino que le he enseñado a mis hijos como pobre que soy", dijo.

Luz Berríos, por su parte, ha vivido sus 54 años de vida en esta vivienda, al igual que Norma Claudio quien ha vivido 51. Ambas madres admiten que la crianza ha sido fuerte, pero con el alivio de haber vivido en una comunidad unida, donde los hijos no pertenecían a una sola familia sino a todo el barrio. Es lo que llaman "el compartir en comunidad" donde las madres están pendientes de los otros niños.

"Tú veías algo mal y tú sabías que iba a llegar donde ti. Si el muchacho no iba a la escuela, lo sabíamos. Antes todo era mejor, en el sentido de que había más respeto hacia las personas mayores. Yo soy de barrio y siempre le dije a mis hijos: 'No es de dónde tú vengas, porque los barrios se enaltecen, no se denigran'", apuntó Claudio quien coincide también en pensamiento con Doris Bonilla.

Loida Puente tiene una historia muy particular, en tanto que nació en la Playa de Ponce y se crió en Estados Unidos. Esta vino de vacaciones a Puerta de Tierra, a quedarse unos días en casa de una amiga de su mamá, que fue donde conoció a su actual esposo, vecino de ella. Puente le dijo a la nietecita de la señora que le daba medio peso si se lo presentaba. Entonces, le dijo a su mamá que se iba a quedar un tiempito para vacilar un poco con él; y todavía, después de 43 años de casados, la están esperando en Nueva York. No tuvieron hijos, pero ayudaron en la crianza de sus sobrinos, que para ellos fue lo mismo.

"Yo soy administradora hace cinco años; llevo 30 viviendo en el Falansterio y 61 en Puerta de Tierra desde que nací. Tuve dos hijos: uno se me suicidó y el otro está aquí con mi nieta. Los crié en el Falansterio. Recuerdo que me llevaba para la playa a los muchachos de 8 a 15 años, a la Iglesia, a hacer la Primera Comunión y las mamás me ayudaban. Pues, pasó, que mi hijo se metió en drogas, se salió del vicio, se enamoró de una mujer, la mujer no lo quiso, él volvió para atrás y tomó la decisión de quitarse la vida. Tenía 24 años. Mi hijo a pesar de estar en drogas, nunca robó, asaltó y no le faltó el respeto a nadie. ¡No es fácil! He aprendido mucho de la vida, una madre con estos problemas. Pero, tengo un Dios bien grande que me ha sostenido; y creo en él siempre. A veces lloro, pero tengo que seguir. Me conforta ayudar a los míos, a las personas mayores, mi hijo, mi yerna y la nieta. Trato de ayudar a todos que es lo más que yo quiero", declaró Mercedes Maldonado, cuya vida también comentó en solidaridad, Luz Celenia Rolón, cuyos hijas se criaron con los varones de Maldonado.

"Algo ha cambiado. Yo estoy en contra de las leyes de los menores que les da libertad para hacer lo que les dé la gana. Y uno no los puede tocar porque vas preso. ¡Ley de menores: lo cogen con esto y aquello, es intocable! Si le das una ‘gasnatá’ a un hijo, a una hija tuya, por algo malo que haya hecho y va y se queja a la Policía y al Departamento de la Familia, tú pierdes como madre. Yo no le he tocado la cara a mis hijas; pero las leyes protegen demasiado a los menores; y por eso hacen escante. Esos son a los primeros que matan", arguyó Rolón.

No podía faltar, por supuesto, la madre moderna que trabaja fuera, con un hijo, cuyo esposo es un gerente de una megatienda, como María Rodríguez. Ambos se turnan la crianza; y ella le da buena notas a su esposo, al encargarse de las cosas del hogar y de cuidar al hijo solo. Tampoco, se podía quedar atrás la nota poética, en este encuentro con madres tan guapas, hacendosas y tan entregadas a sus familias, con la persona de Victoria Duclós, nacida y criada en Puerta de Tierra, cuyo recuerdo se remonta a cuando construían el Falansterio. Esta madre es la compañera del músico Papy Fuentes, otrora bongosero de Tommy Olivencia, Eddie Palmieri y Domingo Peterson.

"Mi papá Diógenes murió cuando era pequeña. El trabajaba en el ferrocarril y mi mamá en casa. Mamá tuvo como 9 hijos, y yo era la antepenúltima. Desde que yo era niña, mis hermanos se la pasaban cantando, entonces nos conocimos Papy y yo. Nos mirábamos desde muchachitos y nos enamoramos. ¡Ya cumplimos 56 años de casados! Tuve tres hijos que me dieron cinco nietos y cuatro bisnietos. Pupy ha sido el hombre de mi vida, así que cuando me muera, me voy tranquila. Pero como estamos en las Madres, quiero tirarles esta poesía que hice cuando estaba en sexto grado.