Murió un jíbaro de la salsa. Un soldado de la música Un puertorriqueño orgulloso de su identidad. Raphy Leavitt falleció en la madrugada de ayer por complicaciones posoperatorias en un hospital de la ciudad de Miami en el estado de Florida. El compositor y pianista estaba recluido tras someterse el pasado lunes a una operación en la que se le reemplazó la prótesis de cadera que llevaba desde el 1972, cuando sufrió un accidente automovilístico mientras viajaba desde Nueva York hacia Connecticut.
Previo a la intervención quirúrgica, Leavitt estaba siendo tratado médicamente para atajar una bacteria que presentaba en el área donde llevaba la prótesis. Tenía 66 años, cuando la muerte lo sorprendió mientras dormía, informó ayer el trompetista y director musical, Edgar Nevárez.
SOLICITAN AUTOPSIA. La viuda de Leavitt, conocida en el ambiente de la salsa como Lalo, solicitó una autopsia, por lo que hasta tarde en el día de ayer se desconocían los detalles para las exequias fúnebres. No obstante, se confirmó que el cuerpo será trasladado posteriormente a la Isla.
Natural de Puerta de Tierra y padre de dos hijos, el músico celebró este año el cuadragésimo tercer aniversario de su orquesta La Selecta, un proyecto que originó en 1971 con un sonido propio, basado en tres instrumentos principales: la voz de Sammy Marrero, los trombones y las trompetas.
Sus elegantes armonías las acompañó de un contenido social, humano y ferviente puertorriqueñidad.
Leavitt fundó la agrupación en el inicio de la década de 1970, cuando en Nueva York se fortalecía el nuevo movimiento salsero impulsado por el sello Fania. Él, influenciado por los sucesos convulsos de la época en la Isla, como fueron las huelgas estudiantiles y el masivo reclutamiento militar, forjó un estilo distinto. "Trae a la palestra pública una voz con un timbre jíbaro", destacó Elmer González, productor de Radio Universidad, sobre la integración de Sammy Marrero como la voz de La Selecta.
"Estaba bien a tono con lo que estaba pasando entre los jóvenes y supo entonces aprovechar eso y aglutinarlo y hacer un tipo de expresión musical distinta; evolucionó en su sonido y estilo musical, porque La Selecta de ahora sonaba muy distinto a la de sus inicios, sin embargo evolucionó sin perder su fanaticada, sin perder su vigencia", agregó el especialista en música popular.
El trabajo del también acordionista pudiera definirse como una salsa jíbara.
"Lo que hace este señor fue haber articulado una propuesta sonora que se aproximara al rescate del sonido auténtico y tradicional puertorriqueño, por eso él va a trabajar con algunos moldes rítmicos que de alguna manera van a retar ese nuevo movimiento salsero", indicó, por su parte, el sociólogo Hiram Guadalupe al contrastarlo con el estilo que ya para los años 70 definían a instituciones como El Gran Combo de Puerto Rico, Tommy Olivencia, La Sonora Ponceña y Roberto Roena.
"Es una salsa más ajibarada en el buen sentido, con unos toques melódicos más propios de la autenticidad puertorriqueña", agregó el autor del libro Historia de la Salsa.
De su amplio repertorio, destacan los clásicos La cuna blanca. Payaso, Jíbaro soy, Mi barrio. Herido, Destino humano, Lamento jíbaro, Sheila taina y La cuica. Su fe también la hizo canción. El buen pastor es un ejemplo de su personalidad religiosa. El éxito más reciente fue Cuarentona.
Este último es parte de un grupo tres canciones que llegó a grabar para la que sería su próxima producción discográfica de la mano de Isidro Infante.
En el plano de jefe de orquesta, Leavitt fue "el mejor director administrativo que había en este negocio", opinó Nevárez, quien lo asistió en múltiples ocasiones. Sus músicos debían presentarse en tarima con uniforme y al término de cada presentación, cada uno recibía su pago. "Todavía hacía los cheques a maquinilla", según el trompetista.
"Más que músico era un poeta de la música, elevó la música tradicional de Puerto Rico a la salsa... Todo lo pensaba en danza" compartió Nevárez.
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