martes, 1 de mayo
de 2007
Aixa Sepúlveda Morales / Primera Hora
Los fabricantes de discos karaoke, amparados bajo el nombre de Tropical Zone, enfrentan una deuda de $1,650,000 –más posibles cargos criminales– por publicar sin autorización canciones pertenecientes al salsero Raphy Leavitt y al catálogo del productor Ralph Cartagena.
En la tarde de ayer, lunes, el juez federal Daniel Domínguez le reconoció a Raphy Leavitt los derechos de propiedad de las canciones “La cuna blanca”, “Amor y paz”, “El buen pastor”, “Te equivocaste”, “El solitario” y “Jíbaro soy”. El director de la orquesta La Selecta recibiría $900 mil por la publicación no autorizada de estos temas.
Ralph Cartagena, por su parte, deberá recibir de Tropical Zone la cantidad de $750 mil, por la reproducción de los números “Azuquita pa’l café”, “La fiesta de Pilito”, “No hay cama pa’ tanta gente”, “Brujería” y “El menú”.
Estas canciones están contenidas en dos cedés versión karaoke, utilizados comúnmente en barras y actividades privadas para que el público cante sobre una pista musical. Las de Cartagena se incluyen en uno denominado “Grandes éxitos El Gran Combo”, mientras que las de Leavitt se encuentran en “Grandes éxitos Raphy Leavitt y La Selecta”.
Los demandantes llegaron al tribunal acompañados por sus abogados José Hernández Mayoral y Juan Saavedra Castro, encargado de hallar a las personas detrás de esta compañía cuya forma de operar, explicaron, es mantenerse ocultos y cambiar continuamente de nombre.
El licenciado Saavedra Castro informó que para el emplazamiento se había logrado hallar a uno de los presuntos empresarios en el estado de Florida. Trascendió que su nombre es Tomás Gorrio. Nadie asistió a la audiencia en representación de Tropical Zone, hecho que molestó al juez Domínguez.
“Esperábamos que el juez fuera fuerte con esta gente, que son unos bandidos, y nos da mucho placer que el juez les haya impuesto el máximo posible. Es una cantidad considerable, $900 mil a Raphy Leavitt y $750 mil para Cartagena... Es aún más significativo que ya adelantó la posibilidad de sanciones criminales si no cumplían con esta sentencia”, expresó a su salida un satisfecho Hernández Mayoral.
Tras escuchar los testimonios de Cartagena y Leavitt, el juez solicitó en sala que se presentaran a los dos testigos adicionales, el productor Richie Viera y el cantante Cheo Feliciano, quienes también han resultado víctimas de esta “otra versión de la piratería”.
Tras los testimonios de Ralph Cartagena y Raphy Leavitt, los abogados habían considerado culminar con su ponencia, pero el juez Domínguez les comunicó que el caso podría culminar con cargos criminales y solicitó que se presentaran los testigos adicionales. De no recibirse el pago impuesto por el juez, los propietarios de esta compañía podrían terminar en la cárcel.
“Esta gente escogen los éxitos de uno y, no sólo reducen las ventas, sino que atentan contra las presentaciones de los artistas. No tenemos la oportunidad de ser contratados en los clubes, barras, salones de baile, actividades privadas y muchas otras actividades”, expresó en su turno Raphy Leavitt.
A preguntas del juez, el intérprete de salsa añadió que se percató de que su música estaba en este cedé hace poco más de un año, cuando lo vio en uno de los estantes de una tienda por departamentos en Bayamón.
Los abogados, así como Cartagena y Leavitt, esperan que con este caso se establezca un precedente y se detengan las publicaciones de cualquier tipo de música, sin las autorizaciones requeridas.
En efecto, éste es el primer pleito legal sobre derechos de autor que se ventila en Puerto Rico en el que se ataca la reproducción musical en producciones de karaoke.
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