De día y de noche el mar mueve unas energías inexplicables que provocan el ensueño de todo puertorriqueño. Pero aún más placentero es sentir la brisa salada y el crujir de las olas disfrutando de una hamburguesa recién hecha a la parrilla. El lugar idóneo para protagonizar semejante experiencia es El Hamburger en la entrada del Viejo San Juan.
Este año El Hamburger llegó a los 50 años de labores y de historia. Desde su primera apertura para el año 1963, entonces en la calle Tetuán del Viejo San Juan, don José Caballero Tirado, a quien de cariño apodaban Chigui, fundó junto a su hermana y su amigo Wender Almodóvar su primer pequeño negocio. Constaba de 17 bancos altos y un mostrador. Chiqui, Almodóvar y un empleado más se encargaron del proyecto en aquella época. Su horario de cierre no pasaba de las 10:00 pm. Ya a mediados de esa misma década, se mudaron a un local más amplio, con dos salones y en la misma calle. Entonces, comenzó un horario más flexible y a tono con la vida nocturna del Viejo San Juan. Es decir, que en fines de semana no había hora de salida.
A principios de la década de los 70, lograron comprar lo que las generaciones más recientes conocen como El Hamburger en Puerta de Tierra. Su horario va desde medio día hasta la media noche en días de semana y en fines de semana se mantienen abiertos hasta las 4:00 am.
Desafortunadamente, Caballero Tirado falleció en enero de este año. “Lo que pasa es que el dueño de este negocio era tan y tan servicial que el hombre, si tenía que regalarte el hamburger te lo regalaba”, compartió Almodóvar, ahora encargado del negocio.
Al presente, El Hamburger existe entre la madera y el cemento. Esto sucede a consecuencia del implacable y destructor impacto del huracán Hugo, cuyo paso por Puerto Rico en 1989, dejó al local en ruinas. En las afueras y en la entrada, el negocio está hecho en madera. Ya en el interior, está reforzado con cemento. Pero siempre manteniendo la imagen de ranchón.
Se hacían con las manitos
Cuenta Almodóvar que la idea de hacer hamburguesas se remonta a un viaje a la ciudad de Nueva York que Caballero Tirado hizo junto a un grupo de amistades. Mientras disfrutaban de un pasadía en la playa, Caballero Tirado hacía unas hamburguesas a mano. Acto seguido, le sugirieron que llevara ese producto a Puerto Rico y así lo hizo.
“Con las manitos era que se hacía” explicó Almodóvar. La hamburguesa se servía junto con papitas de bolsa y una soda por un dólar.
Hoy día, debido a la gran demanda que ha generado el lugar, se ha continuado con el concepto de la mano con un giro diferente. Adalberto Arroyo lleva 21 años trabajando en este lugar. Comenzó como mesero y actualmente es gerente y supervisor. “Sigue siendo manual, pero es de las manos pal molde. Es como un juego de playa con un molde. Y ya tenemos una persona indicada para eso todas las mañanas”. Mientras que las papas de bolsa se cambiaron por papas fritas.
“Sí, la carne es fresca”, insistió Almodóvar quien asegura que esto les da la distinción y la calidad que los separa y distingue de los establecimientos de comida rápida.
Evidentemente la vida económica ha variado para el consumidor puertorriqueño desde aquellas décadas hasta hoy, especialmente en los pasados años. La representación de un dólar en aquella época no lleva el mismo significado hoy. En parte, porque todo ha ido desde un aumento progresivo hasta los años más recientes, que se han enfrentado a un aumento más abrupto debido a la crisis económica.
“Todo subió”, comentó Arroyo. Y con alzas se refiere principalmente a la carne, las papas, el pan, la leche y hasta el mismo queso. “Está en $5.70 un combito de ‘hamburger’ papitas y refresco, que ´pa como estamos ahora… Estamos pensando subirle diez chavitos a cada artículo”, explicó el gerente. “Eso de subir un plato de cinco a diez pesos, nunca se ha hecho así”, aclaró. También añadió que se cobra en efectivo, por lo que instalaron un cajero automático a disposición del cliente.
El plato clásico ha sido siempre la hamburguesa “plain” con su ensalada, papas y refresco. Ahora, el menú ofrece bacon, cuatro tipos de queso y cebollas (“onion rings”) o batatas fritas en sustitución de las papas. También el refresco puede ser reemplazado por alguna otra bebida para los adultos que la deseen.
Otro de los aspectos curiosos de El Hamburger es la comunidad de artistas que se han dado cita en el negocio no sólo para consumir, sino también para llevar sus ‘posters’ (carteles) firmados. Algunos de ellos están un poco maltratados por el aire de mar y por el tiempo que llevan adheridos a la pared. El Gran Combo de Puerto Rico fue de los primeros en llevar el suyo. Luego se le sumaron otros como Benicio del Toro, Carlos Vives, Richie Ray y Bobby Cruz y Nydia Caro, entre otros.
Sin embargo, una de las figuras emblemáticas que ha inmortalizado su presencia en una pared separada, es José Miguel Agrelot, “Don Cholito”. Agrelot logró el récord “Guiness Book of World Records” por haber mantenido el programa radial Su Alegre Despertar la mayor cantidad de años consecutivos. Almodóvar narró que Don Cholito y su esposa, Yolanda Peña, eran fieles clientes de ellos. Antes de fallecer, Don Cholito se comprometió a darle el premio Guiness enmarcado para que se colgara en el negocio. Después de su partida, Almodóvar esperó un tiempo prudente, hasta que dio con la viuda y le comentó sobre el compromiso. Peña accedió con mucho gusto a dárselo y ahí está, junto a su foto firmada, el récord Guiness de uno de los comediantes más queridos de este País.
El Hamburger es el restaurante que invita a todo tipo de clientela, es decir, jóvenes, adultos, niños y ancianos, a disfrutar de ese espacio. “Yo conozco muchachos que venían de chiquititos y que ahora vienen aquí hombres”, comentó Arroyo. Sus 50 años de producción evidencian que han prosperado y batallado con las fuertes exigencias del mercado. La idea de conservar la simplicidad en el producto les sirvió de maravilla.
“Lo importante es mantener la calidad. Tú mantienes la calidad del producto y la gente ve eso”, sostuvo Almodóvar.
|