El domingo 24 de mayo de 2020 el periódico El Nuevo Día publicó un artículo llamado "Porque hay una historia que contar", escrito por Luis Alberto Ferré Rangel, conmemorando el cincuentenario de la fundación de dicho rotativo. En él son descritos los comienzos del periódico. El diario El Día fue fundado en Ponce, y después de sesenta años
Antonio Ferré decidió mudarlo a la capital, cambiando su nombre por El Nuevo Día. El artículo indica de manera muy emotiva la historia y el alcance de la fundación del periódico para el autor y para todo Puerto Rico. Pero también ese comienzo llega mucho más allá, teniendo una mayor profundidad y una importancia especial para el barrio de Puerta de Tierra. Gracias a su nueva ubicación, El Nuevo Día fue fuente de empleos, ya que muchos de los obreros en las áreas de impresoras, intercalado de volantes comerciales y embalaje, eran del barrio. También implicó una gran ventaja, y es que en tiempos cuando no existían ni la internet ni los celulares, todos en Puerta de Tierra nos enterábamos de las noticias primero, gracias a nuestros periodiqueros, Andrés Camacho, Carmen Cabán y Samuel Nieves. A través de varias generaciones, ellos buscaron de madrugada las pacas de ejemplares que les llevaban los porteadores en sus camionetas, para de inmediato repartir, colocadas sobre sus cabezas, las primeras tiradas de El Nuevo Día acabado de imprimir.
El periodista Chú García, quien
fue colaborador del periódico por muchos años y también lo dirigió a
finales de los 80 y principios de los 90, nos indica: “El diario El Día
fue fundado en Ponce y su distribución era regional. Después de sesenta
años, Antonio Luis Ferré Ramírez de Arellano decidió mudarlo a Puerta de
Tierra, cambiando su nombre a El Nuevo Día. Su intención era expandir su
distribución a toda la isla. Fuimos los primeros que usamos la
plataforma tipo tabloide, la cual hacía que el periódico fuera más
compacto y manejable. También le añadimos secciones, lo que brindó
variedad a lectores de todas las edades y gustos. Imprimíamos con mucho
colorido, los encabezados tenían diseños innovadores, y si un reportaje
tenía continuación en otra página, la ubicábamos muy cercana y fácil de
encontrar. Por eso el periódico se convirtió en el primer medio
informativo de prensa en Puerto Rico. Mudarse a Puerta de Tierra fue un
acierto para El Nuevo Día. Y dicho sea de paso, en mi juventud viví un
año y medio en el barrio, pero me bastó ese breve tiempo para amarlo y
tener muy buenos recuerdos que guardo con mucho cariño. Puerta de Tierra
era una ciudad dentro de un barrio. Había de todo y se realizaban
celebraciones y deportes en cantidad. La gente era familia. Recuerdo los
restaurantes, las tiendas, el constante laborar en los muelles. Y un
sándwich inmenso y bien lleno, solamente costaba veinte centavos.”
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