|
Miles de personas se dieron cita en la fiesta del Día de Reyes, pero en esta ocasión no se toparon con las monumentales filas de años anteriores, sino que encontraban un parque Luis Muñoz Rivera lleno de actividades para que los niños y niñas pudieran jugar.
Tampoco se llevaron alguno de los juguetes más vendidos de la Navidad, se llevaron juguetes más modestos que aunque para algunos padres no eran lo que hubieran deseado, los menores parecían disfrutar más los juegos de los que tenían que participar para ganárselos que el juguete en sí.
"Lo que me he encontrado es a la gente diciéndome ‘gracias Gobernador’ esto es lo que hacía falta’. Todo el mundo está contento, los niños están jugando, pintando, escuchando los cuentos, bailando ‘hula hoop’, tirando bolas al canasto, llevándose bolitas de baloncesto, sus plasticinas, sus crayolas. Logramos lo que queríamos, regresar a la tradición. Sí, los regalos son importantes, pero el verdadero significado del Día de Reyes es la oportunidad de estar en familia", afirmó el gobernador Aníbal Acevedo Vilá tras un recorrido por el Parque Luis Muñoz Rivera.
El parque estaba lleno de carpas que cobijaban distintos juegos y manualidades, cuya participación solía ser un requisito para recoger lo que los organizadores llamaban como "recordatorios". Pero las caras de los niños y niñas reflejaban que para ellos, el regalo en sí era jugar.
En muchos casos, los padres y madres participaban con sus menores de las amenidades. Una de ellas fue Ginny Santiago, quien viajó desde Morovis para que su hija Jeandaliz Pol pudiera participar de la actividad.
"Me parece muy bueno, me gusta que hay mucho entretenimiento para los niños que permite compartir con ellos, que a veces uno, por el trabajo, no tiene tiempo para eso que es bien importante", afirmó.
Santiago estaba muy concentrada haciendo marionetas con una bolsa de papel de estraza, incluso, Jeandaliz tuvo que halarla de la mano para que prosiguieran su camino rumbo al Rincón de Lectura, donde recibiría un regalo luego de cumplir con el requisito de confeccionar la manualidad. La niña de seis años bautizó como ‘Angelita’ a su nueva marioneta.
A pesar de que muchas personas evidenciaban estar satisfechas con la actividad, algunos padres lamentaron lo que ya se había advertido, no había juguetes suntuosos en esta ocasión.
"Este año la organización está bien, los juguetes están flojos", afirmó Abigail Rosario, quien acudió con sus dos hijos de siete y ocho años.
Narró que para que sus hijos obtuvieran uno de los regalos que se entregaban en la estación del Departamento del Trabajo, sus hijos jugaron ‘Twister’, pero se mostró decepcionada del regalo obtenido. Lo más que les llamó la atención a los menores fue un caballo de madera que confeccionaron los confinados integrantes del taller de artesanía del Departamento de Corrección, pero que si no hubiera sido porque lo pidieron insistentemente, no lo hubieran obtenido pues le dieron otro juguete que no era el de su predilección.
Sin embargo, para su hijo Edward el mero hecho de jugar ‘Twister’ fue una experiencia gratificante. Con una inmensa sonrisa respondió "los juegos" cuando se le preguntó qué era lo que más le había gustado.
Eddie Alvarado recordó que antes había que hacer una extenuante fila para obtener un regalo y que el nuevo concepto de la actividad había traído mayor organización. Sin embargo, pidió que el próximo año combinaran los dos conceptos, una organización como la de este año, pero con juguetes como los de años anteriores.
A eso del mediodía, los organizadores estimaron la participación hasta ese momento en unas 20,000 personas. Se esperaba que continuaran llegando durante el resto de la tarde.
|