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Tenía los ojos cerrados pero estaba
despierta. La pequeña Valeria Álvarez de ocho años intentó
controlar durante la Víspera de Reyes los nervios que le
provocaban la ansiedad de saber que al despertar los Reyes Magos
habrían llegado.
“Cuando me levanté corrí al árbol”, cuenta con el gesto de ojos
grandes de quien relata una travesura. Esta niña fue una de los
miles de niños que acudieron ayer a la tradicional Fiesta de Reyes
que organiza La Fortaleza. Este año dividida en tres destinos: el
Parque Luis Muñoz Rivera en San Juan y en los municipios de
Orocovis y Cabo Rojo.
“Todos los años venimos en familia, porque hay muchas cosas para
los nenes. Ellos saben que las cosas están malas y me decían este
año viene poquito mamá”, dijo la madre de Valeria, Sheila Miranda
de Bayamón quien asistió a la fiesta con ocho niños -entre hijos y
sobrinos- y demás familiares. Salieron de su casa a las ocho y las
a las diez los niños habían pasado por la fila y recibido sus
regalos. El resto del día sería pura feria entre orquestas en
vivo, algodones, casas de brincos y regalos de promociones de,
básicamente, cualquier cosa.
¿Por qué están en fila? ¿Qué están regalando en ese quiosco?,
preguntamos a un grupo de personas.
“No sabemos, pero es gratis”, contestaron algunos que prefirieron
no identificarse.
Eric Velázquez salió a las seis de la mañana de Juncos para que
sus dos hijos Sherlany y Yeriel de 6 y 2 años, respectivamente
recibieran de manos del gobernador Luis Fortuño su regalo. “Hay
que sacarle algo al Gobierno”, dijo sin reparos.
También estuvieron aquellos que, como Doraliz Rivera, del
Departamento de Agricultura madrugaron -al punto de que por poco
se tropiezan con los Reyes Magos en plena faena- pero no
precisamente para fiestar, sino a trabajar. “Me levanté como a las
tres de la mañana porque vengo de San Germán. Esto lo hacemos
voluntariamente porque queremos cooperar con la niñez”, expresó
Rivera.
El Gobernador y buena parte de su gabinete participaron de la
entrega de regalos en absoluto orden. Mientras, los Reyes Magos de
la Compañía de Teatro Coribantes escuchaban atentamente las
peticiones de los niños. “Hay quienes me han pedido que les traiga
de vuelta a su papá a la casa o que cure a su tía que tiene SIDA.
También hay quienes han pedido una Harley Davidson de verdad”,
narraron Gaspar, Melchor y Baltasar quienes, mientras no están “reyando”,
se dedican a escuchar a la niñez desde otros foros como maestro de
educación física, de teatro o como trabajador social.
“Lo que necesitan es alguien que los escuche”, finalizan los Reyes
cuya magia se reduce a ofrecer un poco de empatía o simplemente a
siempre llegar.
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