martes, 24 de febrero de 2015
Por Pedro Bosque Pérez
El Fortín San Gerónimo del Boquerón, estructura centenaria que muestra el abandono de décadas y cuya reparación en el pasado no se hizo con los materiales más indicados para preservar la instalación, será restaurado y convertido en un museo militar.
La arquitecta Damaris Vázquez Torres, conservacionista de la Oficina de Patrimonio Histórico Edificado, adscrita al Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), indicó que se planifica completar los trabajos de restauración del fortín en aproximadamente un año.
Vázquez Torres explicó que el San Gerónimo estaba en la primera línea de defensa del Viejo San Juan. La estructura se construyó sobre un arrecife en 1591, en la punta este de la isleta de San Juan. El fortín era el único rodeado de agua. Al presente existen otras edificaciones históricas de defensa así en Puerto Rico, pero es a causa de la erosión y no porque se planificaron de esa manera.
El fortín fue clave en la defensa de Puerto Rico contra los ataques de los ingleses bajo el mando de Sir Francis Drake, entre los años 1595 y 1598. La estructura fue reconstruida en 1609 y en 1799 se completó una reconstrucción y ampliación, según datos del ICP.
Recientemente el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos completó la construcción de un ‘apron’, estructura que sirve de rompeolas y evita la erosión que amenazaba los fundamentos de la instalación, estabilizando de esa manera al fortín.
La estructura se construyó alrededor del fortín, hasta el inicio del puente que da acceso a la instalación. Junto al ‘apron’ se depositó una gran barrera de piedras.
Como parte de los trabajos de restauración a cargo del ICP, se llevó agua y luz hasta la estructura para poder trabajar en el interior.
Vázquez Torres indicó que se planifica completar trabajos de restauración del fortín en aproximadamente un año.
En qué consiste la restauración
Entre los trabajos se encuentra la reparación del puente que da acceso al fortín. Vázquez Torres dijo que la lluvia intensa de los pasados años y el oleaje, crearon un agujero de varios pies de diámetro, en el lado de la estructura que queda más próxima a la costa.
La arquitecta explicó que las paredes a ambos lados del puente miden unas 30 pulgadas. Debajo del primer tramo de la estructura hay relleno y el golpe continuo de las olas se comió parte y abrió un boquete.
En décadas pasadas en restauraciones que se hicieron en El Fortín San Gerónimo del Boquerón se usó concreto. El paso del tiempo mostró que ese material no era compatible con la estructura, construida con bloques de piedra caliza encalada y ladrillo.
Vázquez Torres explicó que en el pasado no había la tecnología y conocimientos que hay ahora para hacer una restauración, por lo que los materiales usados en la estructura no fueron lo mejor.
Viento y salitre
El viento que da contra el fortín creó erosión en las paredes a las que se le aplicó concreto, lo que se ve más en el segundo nivel de la estructura, donde se aprecian formas circulares en algunas paredes.
Vázquez Torres indicó que han hecho pruebas con una mezcla de arena, cal quemada y polvo de ladrillo para restaurar paredes.
En cuanto a las puertas, explicó que la mayoría son de madera de ausubo y que se van a restaurar. Esa madera es durísima y resiste el comején y la humedad. En caso de que alguna puerta no pueda restaurarse se va a hacer una igual a la original.
La arquitecta relató que originalmente las puertas se bañaban con cobre líquido para protegerlas. Ahora se hará con un material similar conocido como ‘copper tox’.
Otra parte del proyecto es limpiar los aljibes y analizar si se pueden utilizar para su fin original, que era almacenar agua de lluvia. También hay que sustituir las rejas que se ha comido el salitre y remover vegetación que ha crecido en varias áreas del fortín, en especial en el segundo nivel, donde está la plaza de armas, que tiene una batería de cinco cañones.
Costo del proyecto
Vázquez Torres dijo que el estimado inicial de los trabajos era de $625,000, pero que en este tipo de proyectos pueden surgir situaciones imprevistas durante el proceso de restauración. En caso de pasar del estimado inicial, el costo pudiera llegar a $700,000.
La entidad Save American Treasures dio una aportación de $300,000 para el proyecto y el resto del dinero son fondos que tiene el ICP.
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