Para el director ejecutivo del Instituto
de Cultura Puertorriqueña (ICP), José Luis Vega, el fortín San
Jerónimo del Boquerón es víctima de decisiones desacertadas del
Gobierno que culminaron en el desaprovechamiento de la
estructura durante décadas.
Desde la construcción del Caribe Hilton, el fortín permaneció
enclaustrado como propiedad de la hospedería y aunque el
desarrollo de un nuevo proyecto, Paseo Caribe, provee un acceso
directo al monumento desde la avenida Ponce de León, el
funcionario sostuvo que está por verse si el mismo es apropiado.
"No me hubiera gustado, a nivel personal, que el fortín haya
quedado enclavado y rodeado por propiedades privadas. El
expediente es tan complicado que tampoco puedo decir si se erró
o no. Claramente, es un buen ejemplo de cómo no debe manejarse
un recurso cultural. Las propiedades que se han desarrollado en
su entorno definitivamente aumentarían de valor si el fortín
hubiese tenido un acceso libre y llamativo", sostuvo Vega.
El desarrollador de Paseo Caribe, Arturo Madero, ha asegurado
que aunque el corredor forma parte de su propiedad es una
servidumbre que podrá ser utilizada por el público de acuerdo
con un horario que establezca el Instituto de Cultura. Vega, no
obstante, indicó que aún se requiere su firma para que esta
servidumbre sea final y firme.
"Hay que estar claro en cuanto al acceso y que el mismo sea el
más conveniente posible para restaurar el fortín", indicó el
funcionario, quien sostuvo que esperará para que concluya una
investigación legislativa para determinar cuál será su curso de
acción.
El corredor provisto para el fortín ya le presenta ciertos
problemas al Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos para la
construcción de un rompeolas, requerido para detener el
debilitamiento de sus cimientos. Para el año que viene, la
agencia espera tener listo un estudio de viabilidad para
determinar el costo de la obra.
El Instituto de Cultura ya ha destinado cerca de $1 millón, de
una línea de crédito de $3 millones, para determinar el daño que
ha tenido la estructura y algunos de los trabajos requeridos
para su restauración.
"Hay que ponderar sobre el valor intrínseco de la estructura.
Tiene un valor incuestionable y hay que salvarla, punto. Es un
patrimonio del pueblo puertorriqueño", sostuvo el funcionario.
El Consejo de Arqueología Subacuática del ICP comenzó a realizar
estudios de la estructura en el 2001 y pudo documentar sus
condiciones físicas en diferentes etapas. Su lado sureste, el
cual mira hacia el Condado, aparenta ser el más débil por el
embate que recibió durante un ataque naval del 1797.
El oleaje también ha ido erosionando los cimientos submarinos.
El daño se refleja como grietas que atraviesan las murallas.
"El castillo San Felipe del Morro estaba en una situación
parecida. Todo el paseo peatonal que va bordeando la muralla es
parte de un proyecto importantísimo para fortalecer los
cimientos del Morro", añadió Vega.
En los pasados años, el fortín ha experimentado un proceso
acelerado de deterioro que ha coincidido con la construcción de
Paseo Caribe. El proyecto asegura que todas las medidas se
tomaron para no impactar la estructura de la batería militar.
"Tenemos ante nosotros una estructura que ha resistido siglos.
Con las tecnologías a nuestra disposición tenemos que corregir
sus fallas estructurales", subrayó Vega.
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