Jóvenes echan al aire oraciones por Haití
Confeccionan chiringas con
mensajes de solidaridad para volarlas el miércoles
9 de enero de 2011
Por Yaritza Rivas /El Nuevo Día
Palitos de bambú finamente cortados, papel encerado y cordón de
amarrar pasteles fueron los materiales principales usados ayer por
un grupo de jóvenes de Orocovis durante el taller de chiringas
“Haití se levanta” realizado en el taller de Fotoperiodismo en
Puerta de Tierra.
La actividad en solidaridad con los damnificados del terremoto
hace un año en Haití fue idea de Gloribel Delgado.
En febrero pasado, Delgado fundó el proyecto Misyon Lanmou, que
significa Misión de Amor en crêole, con la intención de llevar
arte a los niños y niñas de Haití.
Con este objetivo, Delgado viajó al vecino país en una misión
médica, pero con la meta de compartir el arte y jugar con los
niños que dentro de la pobreza desatan su imaginación.
Tanto así que sus carritos están hechos con recipientes de
plástico y las tapas son las gomas.
De allá, además de muchas sonrisas, Delgado trajo una chiringa.
“Las hacen hasta con bolsas de basura”, dice Delgado.
Volar chiringas es una tradición viva entre los menores haitianos,
afirma por otro lado, Edmond Frederique, al sacar unos minutos del
taller de chiringas que ofrecía a los 13 adolescentes del séptimo
y octavo grado de la escuela Centro Alespi San Juan Bautista de
Orocovis.
Los jóvenes construían concentrados hexágonos con los palitos de
bambú amarrados con el cordón que suele sujetar los pasteles de
Navidad.
Frederique, quien es profesor de economía en Puerto Rico, les daba
las indicaciones.
“A un año del terremoto, es bueno que los jóvenes se solidaricen”,
dice y recuerda que de niño solía hacer chiringas en su vecindario
en Haití.
“Una vez hice una tan grande que no pude volarla”, asegura con una
risa disimulada y sigue el taller.
Ahora le explica al grupo cómo pegar el papel encerado.
Carlos Francisco Rivera, de 13 años, va adelantado, y ayuda a
Dalian M. Rodríguez a construir su cometa.
Mientras, María Gabriela Jiménez, de 11 años, sigue ajustando los
palitos comenta que tiene “una hermana adoptada” en Haití.
Según explicó la adolescente, su familia ayuda a una niña haitiana
de 12 años cuyos padres murieron en el terremoto.
La menor, quien se encuentra en un hogar, se hace cargo de su
hermanito de cuatro años.
“Le enviamos ropa, juguetes y una carta con un amigo de la iglesia
que viaja a Haití”, dice.
Sor María Esther Rosado, monja de la escuela orocoveña, explica
que los adolescentes pertenecen al grupo de compromiso What Would
Jesus Do.
Sor María Esther vivió siete años en Haití y ha viajado en
misiones de ayuda luego del terremoto.
“Esta va a llegar a Haití”, le dice a una de las jóvenes que con
empeño tiene montada su cometa.
Delgado explica que la importancia del taller es que la gente no
se olvide de Haití.
Por eso el miércoles, cuando se cumpla el aniversario del fatídico
terremoto que sacudió Haití, volarán chiringas con mensajes y
buenos deseos hacia todos los haitianos.
El lugar de encuentro será El Morro entre 2:00 y 5:00 de la tarde,
detalla Delgado.
Mientras, ese mismo día en Orocovis, los adolescentes alzarán sus
cometas con sus mensajes.
Deseo que tengan comida y les llegue la ayuda”, dice María
Gabriela, quien el algún momento quisiera conocer en persona a su
hermana adoptiva, a quien describe de “ojos tristes”.
Mientras Sor María Esther anticipa que ese día las chiringas
hechas ayer volarán en las montañas de Orocovis.
Así, “el “corazón de Puerto Rico” se une a Haití, concluye la
monja.
|