domingo 8 de diciembre de 1912
EN ALTA MAR
DEL NUEVO AL VIEJO MUNDO
Por José G. del Vaixe/La Vanguardia
Si cuando ha dos años, al visitar á Puerto
Rico, desde allí enviamos tres crónicas que vieron la luz en LA
VANGUARDIA, después de haber permanecido ahora dos meses en San Juan, no
podemos sustraernos al deseo de exponer en las columnas del popular diario
barcelonés las impresiones recientes de aquella tierra de nuestro cariño y
de nuestras remembranzas profundas ó imborrables. Para reconstruir
nuestras observaciones, aprovecharemos algunos ratos de los muchos,
eternos, monótonos, que se deslizan en el acompasado vaivén del barco, en
la contemplación del mar y el cielo, y en los recuerdos del lugar que
dejamos, extinto, entre las sombras del lejano horizonte y aquellos otros
que avivan los anhelos de un feliz arribo...
Aun para los que, con
periódica frecuencia, vamos á Puerto Rico, al arribar á su capital y
apenas se salva la "boca del Morro" se recorre el canal y el vapor entra
en el puerto, la mirada se detiene ante algo nuevo, que atrae, impresiones
de á poco de pisar los muelles y discurrir por sus calles, van siendo de
mayor intensidad y de más detenida observación. Ei hecho ofrece clarísima
explicación. San Juan avanza rápidamente por la ancha senda del progreso,
que todo lo transforma; y por su fuerza avasalladora la ciudad se mueve
con creciente empuje, ansiosa de conquistar la vida de los pueblos
modernos.
Los tranvías eléctricos, circulando por las arterias principales de la
ciudad, atestados de viajeros de sus barrios, y los que van y vienen de
toda isla; los automóviles de paseo, con su pasmosas, velocidad, cruzando
plazas y calles en todas direcciones. El tráfico rodado dando entrada y
salida á los productos que se importan y salen de la isla, en el qrue se
destacan los grandes camiones y automóviles,-que cargan hasta cinco y seis
toneladas,—dominando la fuerza muscular del tardo buey ó el descarnado
caballejo; las tiendas de telas y novedades, instaladas en locales cuyos
frentes ostentan, entre columnas, grandes vitrinas, en toda su extensión,
algunas de las que por su diafanidad y manufacturas llegan á la altura de
los buenos éstablecimientos de las principales urbes; las gentes á pie
hormigueando en todas partes...
En todas las calles y en los barrios de
Puerta de Tierra y Santurce se encuentran obras en construcción, nuevas
unas y otras de restauración, en que la piqueta demuele la vetusta casa
para levantar otra de dos, tres ó más plantas, en que la luz, la
ventilación y la comodidad se reflejan como notas salientes. Actualmente
se fabrican ó restauran numerosas residencias particulares y algunos
grandes edificios, como el del Gobierno Federal, en que se instalarán la
Aduana, el Correo y la Corte de Justicia de los Estados Unidos; el de la
Asociación de Jóvenes Cristianos; la estación central del ferrocarril de
circunvalación de la isla; la Compañía de Teléfonos (de seis pisos), y el
Banco Royal de Canadá, de dos plantas, de perfecto orden corintio y de
bloques de cemento.
El Ayuntamiento — especialmente su alcalde don Roberto Todd,—se viene
ocupando con patente interés del embellecimiento de San Juan.
corroborándose así las obras públicas en ejecución y las proyectadas para
el año fiscal en curso, para las que hay votados créditos ascendentes a la
suma de 205.553 dollares (1.120.260 pesetas). Entre estas reformas merece
mencionar el pavimentado de las calles del casco de la ciudad, el que
siendo de adoquines de escarzo de hierro, se va cambiando por el hecho de
asfalto gris, de duración y buen aspecto. El adoquinado antiguo se utiliza
para los barrios extramuros.
Cuando hace dos meses llegamos á San Juan, la peste bubónica, dominada y
localizada en un barrio de al ciudad, se batía todavía en retirada, pero á
nuestro regreso, había transcurrido cerca de un mes en que se presentaba
el mal en las personas, y los trabajos bacteriológicos no ofrecían nuevos
casos de ratas Infestadas. Continuaban, empero, con gran actividad, los
trabajos poner la ciudad «á prueba de ratas». Estas medidas preventivas
contra la terrible enfermedad pondrán á la ciudad en las me¡ores
condiciones para defenderse de otra invasión.
La instrucción pública sigue ofreciendo un gran desarrollo. El año fiscal
pasado, el número de alumnos matriculados
en las escuelas públicas llegó á 160.657. En el ejercicio corriente
exceden dé 166.009. Sólo en San Juan se han inscrito
6.423 alumnos (575 más que en el año anterior), ó sea más del 12 por 100
de los habitantes de la ciudad, que tiene actualmente unos 53.0.00. En la
población general de la isla, el coeficiente alcanza al 14.por 100. La
enseñanza es absolutamente gratuita y rigurosamente obligatoria.
La colonia española en Puerto Rico,—que alcanza á unas 20.000
personas,—representa un factor muy importante en la vida intelectual,
moral y económica de la isla. Se encuentra extendida en toda la región,
pero su núcleo más numeroso existe en San Juan, en donde cuenta con una
asociación recreativa denominada «Casino Español»,y á diez kilómetros
de la ciudad, en pintoresca, extensa é higiénica planicie, ha levantado un
magnífico edificio, de dos plantas, para sanatorio,
el cual está provisto de todos los procedimientos modernos para la
asistencia y operaciones de los enfermos. El costo de la edificación, su
mobiliario, aparatos é instrumentos científicos, importa un millón de
pesetas.
El comercio exterior de la isla, en el año de 1911-1912, importó
92.631.886 dillares (502 millones de pesetas), suma que da á Puerto Rico
el séptimo lugar en el comercio de los Estados latinoamericanos. Dicha
cifra es de 14 millones de dollares superior á la del ejercicio anterior y
unas cinco veces mayor á la de 190.
La tasación de la propiedad de la isla, en el año próximo pasado, fue, en
oro, 178.275.000 pesos, ó sea, en los diez años anteriores, con un
crecimiento de unos 78 millones. Sólo la de San Juan, que al final de 1901
llegó a 12.302.390 pesos, el 31 de diciembre de 1911 se ha elevado á
27.188.270 pesos, arrojando una proporción de un 121 por 100 de aumento.
En los primeros días del venidero mes de enero se inaugurará en San Juan
la tercera de las ferias insulares que anualmente vieron llevándose á cabo
en Puerto Rico. La legislatura votó un «rédito de 35.000 pesos oro, y el
gobierno de la isla dispondrá de otros fondos con aplicación al gasto. Se
levantarán varias edificios, y entre ellos uno para las manufacturas
de los Estados Unidos, otro para productos agrícolas y otro para Bellas
Artes. Además se instalarán gran número de secciones recreativas.
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