El 2do. año logró vencer al 3ro. en un día de juegos
(field day).
Los vencedores, que al fin superaron su mala racha, construyeron un simbólico ataúd y
con gran entusiasmo desfilaron en un muy
concurrido funeral que recorrió la Calle San Agustín desde la parada 3
hasta las ruinas del Bastión de Isabel II al final de la calle. "Sepultureros"
y "dolientes" se mezclaron en franca armonía, sin rencores ni
enojos. Llegaron hasta el Parque Muñoz Rivera, donde improvisaron una "fiesta del
sorullo" en franca confraternidad.
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