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Interior |
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El teatro ha estado en total abandono durante décadas. Los interiores se encuentran en un avanzado estado de deterioro. Octubre del 2011. |
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La propiedad pertenecía a la Sucesión Llamas Delgado. En la década del 40, luego de alcanzar un éxito rotundo con su fábrica de hielo, Llamas decidió unirse a la floreciente industria cinematográfica. Así fue como estableció un imperio de 14 cines en el área metropolitana, al que llamó el Circuito Teatral Llamas, Empresas de Teatros Modernos. Todos los edificios se caracterizaban por tener un escenario que, en mayor o menor escala, era proporcional al tamaño de la estructura. La decoración era sobria y elegante. Incluía salones de descanso con muebles de caoba, espejos en el recibidor, galerías alfombradas y paneles decorativos en la sala. Contaba con un sofisticado equipo de proyección, pantalla y sonido. |
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Además, contaban con un sistema de tramoya para la
escenografía colgante y las luces, un telón de boca, cortinas y un equipo
de iluminación. De esta manera, los cines funcionaban también como
espacios escénicos en donde se podían presentar obras de teatro,
zarzuelas, opereta, poesía y conciertos, entre otros géneros del arte
vivo. |
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Desde 1973, cuando el Grupo Teatro del 60 adquirió
la propiedad, tuvo dificultades para mantener la misma financieramente. A
principios de 1987 la organización se vio obligada a anular la propiedad
del teatro. El equipo de Teatro del Sesenta inició una campaña orientada a
recaudar fondos para la compra del Teatro Sylvia Rexach, iniciativa que
amadrinó Johanna Rosaly. Otros artistas solidarios aportaron su talento a
la justa causa de su campana nacional, entre ellos, Danny Rivera, Velda
Gonzalez, Daniel Lugo, Camille Carrión y Raulito Carbonell. El esfuerzo no
tuvo éxito. (31 de julio 1994, el Nuevo Día) |
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En diciembre de 1999 el antiguo teatro fue vendido
por $375,000 a un médico de la capital quien se proponía restaurarlo y
transformarlo en un edificio comercial. (El Nuevo Día, 8 de diciembre
de 1999) |