Las Líneas de Defensa de San Juan



SCF Architects 2013b: MD13

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1ra. Línea de Defensa

2da. Línea de Defensa

3ra. Línea de Defensa

Apostaderos

Datos

 

Las líneas de defensa se comenzaron a construir desde principio del siglo XVI hasta finales del siglo XIX, por el Cuerpo de Ingenieros Militares de España. Consiste de una serie de importantes fortificaciones, murallas de relativa baja altura y fosos construidos para impedir la penetración y el uso de la bahía de Boquerón y el canal de de San Antonio por navíos enemigos; impedir la utilización de tres playas para el desembarco de navíos pequeños, retrasar el cruce del canal de San Antonio de fuerzas enemigas y su ulterior avance por tierra. 

De Este a Oeste de la isleta se encontraban la primera, segunda y tercera líneas. La 3ra. es la más antigua, construida en las postrimerías del siglo XVIII. Ubicada a mitad entre el Castillo San Cristóbal y la parte Este de la isleta de San Juan. La próxima fue la 1ra. línea, construida desde el 1797 y antes del 1850; la 2da. línea, entre 1850 y 1861. La segunda y tercera líneas se extendían desde Baja Mar al Norte hasta el Caño de San Antonio al Sur.

La Primera Línea de Defensa o Avanzada es la más importante a nivel nacional por constituir el único campo de batalla en Puerto Rico asociado directamente con la guerra napoleónica de 1796-1802 entre Francia, Gran Bretaña y España.

La Línea de Avanzada se forma a la entrada de la Isleta: En el flanco izquierdo, el Escambrón y el fortín de San Jerónimo; luego una línea de apostaderos o puestos de avanzada, hasta el Puente-Fuerte de San Antonio, nudo central de la defensa a los acercamientos a San Juan. A este sistema de fortificaciones españolas de mampostería se le suma el Polvorín de San Jerónimo y la Batería de San Ramón.

El sitio británico, que duró desde el 17 de abril al primero de mayo de 1797, se concentró primeramente en la Línea de Avanzada, el puesto avanzado establecido al final de la parte este de la isleta de San Juan, contiguo a la cala de Boquerón, la laguna del Condado y el canal de San Antonio. Este fue el último ataque de cualquier poder europeo contra Puerto Rico. La batería comprobó la eficacia de las líneas exteriores de las fortificaciones defensivas, contra los ataques provenientes del lado oriental de la ciudad de San Juan, diseñadas y construidas por ingenieros militares al servicio del imperio español, como Thomas O’Daly, Juan Francisco Mestre e Ignacio Mascaró y Homar.

La Línea de Avanzada cumplió exitosamente con estos objetivos durante el frustrado cerco de la ciudad de San Juan por las fuerzas británicas. Levantado el sitio que puso Abercromby a la ciudad de San Juan el año 1797, se reedificó el fuerte del puente de San Antonio, dándole más espesor a sus muros, aumentándole una tronera y construyendo una batería de seis cañones frente al Rodeo (Miramar), y a la izquierda de la gola otra de cuatro piezas para defender el Condado; se emplazaron cinco cañones en la Batería de San Ramón que batían el mar entre el puente y San Jerónimo, donde en el año 1898 se construyó el cuartel defensivo de igual nombre, con cinco piezas de bronce retrocarga de 12 centímetros que se salvaron del navío Antonio López; al fuerte de San Jerónimo se le aumentaron dos troneras hacia el mar y dos contra el puente; se hizo otra batería de tres piezas entre San Jerónimo y el Escambrón y se construyó este baluarte, próximo al cual se ejecutaron obras para moderna artillería y quedaron emplazados tres obuses Ordóñez de 24 centímetros poco antes de cesar en esta isla el gobierno de S. M. C. Estos fuertes, baluartes y baterías estaban unidos por un camino cubierto, con fosos inundados. En esta línea y frente a San Jerónimo, comenzó a levantarse durante la guerra hispanoamericana el cuartel defensivo de San Ramón. Tenia emplazados 5 cañones Plasencia de bronce de 12 cm.

El distrito incluye 4 estructuras (el reducto de San Jerónimo y la batería del Escambrón), un edificio (el polvorín de San Jerónimo) y una ruina (cabecera o entrada del puente de San Antonio). La Batería de San Ramón, ya no existe. (Ángel Rivero Méndez).

En 1898 estos terrenos fueron reservados por el Congreso de Estados Unidos para propósitos militares y navales. En 1912 estas tierras fueron cedidas al gobierno de Puerto Rico, con la excepción de la Reserva Naval y la Reserva Militar, utilizada como campo de tiro para rifles y ametralladoras por el Regimiento de Infantería del Ejército de Estados Unidos en Puerto Rico. El campo de tiro estaba localizado en la Antigua Escuela de Artillería que España mantenía en la porción norte de la Segunda Línea de Defensa (antes, la Línea de Defensa a punto medio), mientras que las fosas de tiro al blanco se ubicaron en las cercanías de la Batería del Escambrón. El área fue usada también como aeródromo. En 1925 el gobierno de Puerto Rico acordó comprar y donar al gobierno de Estados Unidos los terrenos necesarios para el establecimiento del Fuerte Buchanan, a cambio del campo de tiro para rifles y ametralladoras del Escambrón. Las tierras del campo de tiro se destinaron para la construcción del parque público Luis Muñoz Rivera, que se terminó en 1932.

La punta del Escambrón es la posición más al Norte del sector, y su batería está localizada en un promontorio rocoso.

La construcción de ladrillo de mampostería que constituye la Línea de Avanzada está rodeada actualmente por nuevas construcciones, como hoteles (Radisson Normandie y el Caribe Hilton) e instalaciones deportivas, que son diferentes en tamaño, escala, funciones, estilo y materiales de construcción que aquellos que usaron los ingenieros españoles en los siglos XVIII y XIX, por lo que sus elementos aparecen parcialmente discretos.

El reducto, la cabecera de puente y la batería están localizadas de cara a la bahía de Boquerón y al canal de San Antonio y están esparcidos entre construcciones nuevas, que incluyen dos puentes del siglo XX, dos complejos hoteleros e instalaciones deportivas. El polvorín de San Jerónimo está ubicado al Oeste de las fortificaciones costeras en los terrenos del parque Luis Muñoz Rivera.

El reducto de San Jerónimo y el polvorín de San Jerónimo se hallan en buenas condiciones. Los muros, las troneras y merlones de la Batería del Escambrón  sufrieron algunos efectos del medioambiente. Las ruinas fueron restauradas en el 2003. La cabecera o entrada del puente de San Antonio ha sufrido extensamente por construcciones de puentes, de lo que sólo ha quedado las troneras y merlones de la batería baja, y parte del fuerte cubierto por remanentes de su estribo.

Sin embargo, a pesar de que la continuidad y unidad visual de propiedades importantes del distrito han sido afectadas por las nuevas construcciones, especialmente, en el caso del polvorín de San Jerónimo, las baterías del área costera retienen la integridad de su
localización.


El Bastión Isabel II en la segunda línea, de trazado  sencillo, consistía de una trinchera y muralla, con troneras para baterías y su foso, estando terminada en 1794, con un saliente en su extremo sur, apoyado cerca de los manglares de la bahía, que permitía defender el campo hasta la punta Escambrón. Funcionaba como una posición de defensa de infantería en el caso de que un enemigo lograra atravesar las defensas en el extremo oriental de la isla. La batería en sí proporciona un barrido de fuego en los accesos inmediatos a toda la línea. Al llegar esta línea hasta el norte, en la playa, corría hacia el oeste en un espacio de casi 1,400 pies para proteger contra un desembarco por la playa norte de la Isleta.
(Adolfo de Hostos). Aunque hay muy poca información  sobre el desarrollo de esta fortificación se especula que pudo haber consistido de una trinchera con un parapeto de tierra compactada, construida bajo la dirección del ingeniero militar  Juan Francisco Mestre entre 1777 y 1783, y que luego fue rediseñada y construida en mampostería después del ataque inglés de 1797. De la Segunda Línea de Defensa quedan aún las ruinas del bastión Isabel II, que se encuentran en la convergencia de la calle San Agustín y la Ave. Constitución (antes Ave. Ponce de León) y una porción de su muralla en la playa de lo que fue el exclusivo  Club de Oficiales de la Reserva de Marina U.S.A. Su construcción fue terminada antes del 1861. El foso que hasta los años 50 existió frente a la estructura en la calle San Agustín fue posteriormente rellenado.

Las defensas exteriores del Castillo de San Cristóbal conformaron la “tercera línea defensiva” que protegía la ciudad por el flanco terrestre. La Puerta de Santiago construida en el 1635 y el baluarte del mismo nombre eran parte de esas defensas. Todavía insatisfechos con la perfecta protección que ofrecían esas obras, durante la primera mitad del siglo XIX se cavó un gran zanjón defensivo o cortadura, que partiendo desde la costa norte, a unas cien yardas al este del fuerte de la Princesa, atravesaba en línea recta la Isleta en toda su anchura, yendo a morir en los manglares de su costa sur (Adolfo de Hostos). 

El mapa más antiguo mostrando las estructuras tiene fecha del 1794. Según el citado plano de Churruca, en 1794 ya, se había construido la tercera línea que consistía de un muro de cerca de 900 pies de largo que, partiendo del norte del revellín del Príncipe, corría de oeste a este paralelamente con la orilla de la bahía, más o menos al centro de la garganta que forma en este sitio la Isleta, corriendo entonces hacia el norte unos 530 pies, hasta llegar a un promontorio situado en la costa al este del fuerte de San Cristóbal. En otras palabras, la tercera línea defensiva bordeaba una pequeña planicie, ligeramente elevada, que había en Puerta de Tierra, desde donde se dominaba la mitad oriental de la Isleta. En la esquina formada por los lienzos sur y este de la tercera línea se construyó el fuerte del Abanico, teniendo un trazado similar al de un revellín, con la diferencia de que en su vértice tenía un muro en forma de un arco de circulo, razón por la cual se le dio el nombre, sirviendo una de sus caras para defender la costa, y la otra, la campiña de Puerta de Tierra. En el otro extremo de la línea, en el promontorio se levantó el fuerte de la Princesa. Dentro del espacio comprendido por los muros de la tercera línea quedó encerrado entonces el revellín de San Carlos y el rediente del norte. Durante más de medio siglo otras varias obras, principalmente destinadas para emplearse en caso de sitio, fueron edificadas gradualmente en este espacio (incluyendo las estacadas del glacis). 

Desde el fuerte del abanico, del Castillo San Cristóbal se extendía por unas 500 yardas una muralla  bordeando la playa y terminaban en un tajamar, que son las ruinas que aún perduran. La intención de usar esa pared fue como punto de observación de barcos enemigos entre los fuertes San Cristóbal y la batería del Escambrón. Los embates de las olas han erosionado su zapata y ya una porción de sus murallas se desplomó. El pequeño "fortín" que se observa desde lo alto de la Ave. Muñoz Rivera, detrás del edificio de La Guardia Nacional, abajo en la playa de Baja Mar es lo que queda de la Tercera Línea de Defensa. La muralla del pequeño fuerte se encontraba localizada en el punto centro norte de la isleta de San Juan, o sea como si se tratase del punto cero marcado por los ingenieros de esa época. Se podía fácilmente medir las mismas distancias entre las dos puntillas de la isleta de San Juan.  En información obtenida del archivo de las Indias en España, proveída por un experto en manuscritos españoles, se agrega el dato de que los ingenieros a cargo del proyecto, levantaron una pared que salía de la parte este de la estructura en un ángulo de 90 grados penetrando la orilla y la pendiente, edificación realizada entre los años 1634 al 1693. También se supo que se planeaba cerrar la muralla de defensa desde el fuerte de San Cristóbal hasta el Tajamar, pero más tarde se cambiaron los planes y se decidió cerrar la muralla de defensa entre el Morro y San Cristóbal, aunque nunca dejo de funcionar como observatorio de barcos enemigos.

 



                       

Todos los elementos del sistema de la primera línea de defensa estaban unidos por cortinas de murallas. National Park Service, San Juan.

Fuentes:
- Adolfo de Hostos, Historia de San Juan. Ciudad Murada 1521-1898-1966
- Ángel Rivero Méndez, Crónica de la Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico -1922
- Edward A Hoyt, A History of the Harbor Defenses of San Juan P. R. , Under Spain, 1509 - 1898, Puerto Rico Coast Artillery Command, 1943. 
- Albert Manucy y Ricardo Torres Reyes, Puerto Rico and the Forts of Old San Juan, Riverside, Conn.: Chatman Press, 1973.
- Juan Manuel Zapatero, La Guerra en el Caribe en el Siglo XVIII. 2d. ed. Madrid: Artes Gráficas y Ediciones, 1990.
- Perla Medina, La Prensa, Grabados coloniales en el Viejo San Juan,  4 de agosto de 2005

Las defensas de San Juan
http://home.coqui.net/sarrasin/defensa.sanjuan.htm

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