Las líneas de defensa se comenzaron a construir
desde principio del siglo XVI hasta finales del siglo
XIX, por el Cuerpo de Ingenieros Militares de España.
Consiste de una serie de importantes fortificaciones,
murallas de relativa baja altura y fosos construidos
para impedir la penetración y el uso de la bahía de
Boquerón y el canal de de San Antonio por navíos
enemigos; impedir la utilización de tres playas para el
desembarco de navíos pequeños, retrasar el cruce del
canal de San Antonio de fuerzas enemigas y su ulterior
avance por tierra.
De Este a Oeste de la isleta se encontraban la primera,
segunda y tercera líneas. La 3ra. es la más antigua,
construida en las postrimerías del siglo XVIII. Ubicada
a mitad entre el Castillo San Cristóbal y la parte Este
de la isleta de San Juan. La próxima fue la 1ra.
línea, construida desde el 1797 y antes del 1850; la
2da. línea, entre 1850 y 1861. La segunda y tercera
líneas se extendían desde Baja Mar al Norte hasta el
Caño de San Antonio al Sur.
La Primera Línea de
Defensa o Avanzada es la más importante a nivel
nacional por constituir el único campo de batalla en
Puerto Rico asociado directamente con la guerra
napoleónica de 1796-1802 entre Francia, Gran Bretaña y
España.
La Línea de Avanzada se forma a la entrada de la
Isleta: En el flanco izquierdo, el Escambrón y el
fortín de San Jerónimo; luego una línea de
apostaderos o puestos de avanzada, hasta el
Puente-Fuerte de San Antonio, nudo central de la defensa
a los acercamientos a San Juan. A este sistema de
fortificaciones españolas de mampostería se le suma el
Polvorín de San Jerónimo y la Batería de San Ramón.
El sitio británico, que duró desde el 17 de abril al
primero de mayo de 1797, se concentró primeramente en
la Línea de Avanzada, el puesto avanzado establecido al
final de la parte este de la isleta de San Juan,
contiguo a la cala de Boquerón, la laguna del Condado y
el canal de San Antonio. Este fue el último ataque de
cualquier poder europeo contra Puerto Rico. La batería
comprobó la eficacia de las líneas exteriores de las
fortificaciones defensivas, contra los ataques
provenientes del lado oriental de la ciudad de San Juan,
diseñadas y construidas por ingenieros militares al
servicio del imperio español, como Thomas O’Daly,
Juan Francisco Mestre e Ignacio Mascaró y Homar.
La Línea de Avanzada cumplió exitosamente con estos
objetivos durante el frustrado cerco de la ciudad de San
Juan por las fuerzas británicas. Levantado el sitio que
puso Abercromby a la ciudad de San Juan el año 1797, se
reedificó el fuerte del puente de San Antonio, dándole
más espesor a sus muros, aumentándole una tronera y
construyendo una batería de seis cañones frente
al Rodeo (Miramar), y a la izquierda de la gola
otra de cuatro piezas para defender el Condado; se
emplazaron cinco cañones en la Batería de San Ramón
que batían el mar entre el puente y San Jerónimo,
donde en el año 1898 se construyó el cuartel defensivo
de igual nombre, con cinco piezas de bronce retrocarga
de 12 centímetros que se salvaron del navío Antonio
López; al fuerte de San Jerónimo se le aumentaron dos
troneras hacia el mar y dos contra el puente; se hizo
otra batería de tres piezas entre San Jerónimo y el
Escambrón y se construyó este baluarte, próximo al
cual se ejecutaron obras para moderna artillería y
quedaron emplazados tres obuses Ordóñez de 24
centímetros poco antes de cesar en esta isla el
gobierno de S. M. C. Estos fuertes, baluartes y
baterías estaban unidos por un camino cubierto, con
fosos inundados. En esta línea y frente a San
Jerónimo, comenzó a levantarse durante la guerra
hispanoamericana el cuartel defensivo de San Ramón.
Tenia emplazados 5 cañones Plasencia de bronce de 12
cm.
El distrito incluye 4 estructuras (el reducto de San
Jerónimo y la batería del Escambrón), un edificio (el polvorín de San
Jerónimo) y una ruina (cabecera o entrada del puente de San Antonio).
La Batería de San Ramón,
ya no existe. (Ángel Rivero Méndez).
En 1898 estos terrenos fueron reservados por el Congreso de Estados Unidos para
propósitos militares y navales. En 1912 estas tierras fueron cedidas al gobierno de Puerto Rico, con la excepción de la Reserva Naval
y la Reserva Militar, utilizada como campo de tiro para rifles y ametralladoras por el Regimiento de Infantería del Ejército de Estados Unidos en Puerto Rico. El campo de tiro estaba localizado en la Antigua Escuela de Artillería que España mantenía en la porción norte de la Segunda Línea de Defensa (antes, la Línea de Defensa a punto medio), mientras que las fosas de tiro al blanco se ubicaron en las cercanías de la Batería del Escambrón. El área fue usada también como aeródromo. En 1925 el gobierno de Puerto Rico acordó comprar y donar al gobierno de Estados Unidos los terrenos necesarios para el establecimiento del Fuerte Buchanan, a cambio del campo de tiro para rifles y ametralladoras del Escambrón. Las tierras del campo de tiro se destinaron para la construcción del parque público Luis Muñoz Rivera, que se terminó en 1932.
La punta del Escambrón es la posición más al Norte del sector, y su batería está localizada en un promontorio rocoso.
La construcción de ladrillo de mampostería que constituye la Línea de Avanzada está rodeada actualmente por nuevas construcciones, como hoteles (Radisson
Normandie y el Caribe Hilton) e instalaciones deportivas, que son diferentes en tamaño, escala, funciones, estilo y materiales de construcción que aquellos que usaron los ingenieros españoles en los siglos XVIII y XIX, por lo que sus elementos aparecen parcialmente discretos.
El reducto, la cabecera de puente y la batería están localizadas de cara a la bahía de Boquerón y al canal de San Antonio y están esparcidos entre construcciones
nuevas, que incluyen dos puentes del siglo XX, dos complejos hoteleros e instalaciones deportivas. El polvorín de San
Jerónimo está ubicado al
Oeste de las fortificaciones costeras en los terrenos del parque Luis Muñoz Rivera.
El reducto de San Jerónimo y el polvorín de San Jerónimo se hallan en buenas condiciones. Los muros, las troneras y merlones de la
Batería del Escambrón sufrieron algunos efectos del medioambiente.
Las ruinas fueron restauradas en el 2003. La cabecera o entrada del puente de San Antonio ha sufrido extensamente por construcciones de puentes, de lo que sólo ha quedado las troneras y merlones de la batería baja, y parte del fuerte cubierto por remanentes de su
estribo.
Sin embargo, a pesar de que la continuidad y unidad visual de propiedades importantes del distrito han sido afectadas por las nuevas construcciones, especialmente, en el caso del polvorín de San
Jerónimo, las baterías del área costera retienen la integridad de su
localización.
El
Bastión Isabel II en la
segunda línea, de trazado sencillo, consistía de
una trinchera y muralla, con troneras para baterías y su
foso, estando terminada en 1794, con un saliente en su
extremo sur, apoyado cerca de los manglares de la bahía,
que permitía defender el campo hasta la punta Escambrón.
Funcionaba como una posición de defensa de infantería en el caso de que un enemigo lograra atravesar las defensas en el extremo oriental de la isla.
La batería en sí proporciona un barrido de fuego en los accesos inmediatos a toda la línea.
Al llegar esta línea hasta el norte, en la playa, corría hacia el oeste
en un espacio de casi 1,400 pies para proteger contra un
desembarco por la playa norte de la Isleta.
(Adolfo de Hostos). Aunque hay muy poca información sobre el
desarrollo de esta fortificación se especula que pudo
haber consistido de una trinchera con un parapeto de
tierra compactada, construida bajo la dirección del
ingeniero militar Juan Francisco Mestre entre 1777
y 1783, y que luego fue rediseñada y construida en
mampostería después del ataque inglés de 1797. De la Segunda Línea de Defensa quedan aún las ruinas
del bastión Isabel II, que se encuentran en la convergencia de la calle San Agustín
y la Ave. Constitución (antes Ave. Ponce de León) y
una porción de su muralla en la playa de lo que fue el
exclusivo Club de Oficiales de la Reserva de Marina U.S.A. Su
construcción fue terminada antes del 1861. El foso que
hasta los años 50 existió frente a la estructura en la
calle San Agustín fue posteriormente rellenado.
Las defensas exteriores del Castillo de San Cristóbal
conformaron la “tercera línea defensiva” que protegía la
ciudad por el flanco terrestre. La Puerta de Santiago
construida en el 1635 y
el baluarte del mismo nombre eran parte de esas
defensas.
Todavía insatisfechos con la perfecta protección que
ofrecían esas obras, durante la primera mitad del siglo
XIX se cavó un gran zanjón defensivo o cortadura, que
partiendo desde la costa norte, a unas cien yardas al
este del fuerte de la Princesa, atravesaba en línea
recta la Isleta en toda su anchura, yendo a morir en los
manglares de su costa sur (Adolfo de Hostos).
El mapa más
antiguo mostrando las estructuras tiene fecha del 1794.
Según el citado plano de Churruca, en 1794 ya, se había
construido la tercera línea que consistía de un muro de
cerca de 900 pies de largo que, partiendo del norte del
revellín del Príncipe, corría de oeste a este
paralelamente con la orilla de la bahía, más o menos al
centro de la garganta que forma en este sitio la Isleta,
corriendo entonces hacia el norte unos 530 pies, hasta
llegar a un promontorio situado en la costa al este del
fuerte de San Cristóbal. En otras palabras, la tercera
línea defensiva bordeaba una pequeña planicie,
ligeramente elevada, que había en Puerta de Tierra,
desde donde se dominaba la mitad oriental de la Isleta.
En la esquina formada por los lienzos sur y este de la
tercera línea se construyó el fuerte del Abanico,
teniendo un trazado similar al de un revellín, con la
diferencia de que en su vértice tenía un muro en forma
de un arco de circulo, razón por la cual se le dio el
nombre, sirviendo una de sus caras para defender la
costa, y la otra, la campiña de Puerta de Tierra. En el
otro extremo de la línea, en el promontorio se levantó
el fuerte de la Princesa. Dentro del espacio comprendido
por los muros de la tercera línea quedó encerrado
entonces el revellín de San Carlos y el rediente del
norte. Durante más de medio siglo otras varias obras,
principalmente destinadas para emplearse en caso de
sitio, fueron edificadas gradualmente en este espacio
(incluyendo las estacadas del glacis).
Desde el fuerte
del abanico, del Castillo San Cristóbal se extendía por
unas 500 yardas una muralla bordeando la playa y
terminaban en un tajamar, que son las ruinas que aún
perduran. La intención de usar esa pared fue como punto de observación de barcos enemigos entre los fuertes San Cristóbal y la batería del Escambrón.
Los embates de las olas han erosionado su
zapata y ya una porción de sus murallas se desplomó. El
pequeño "fortín" que se observa desde lo alto de la Ave.
Muñoz Rivera, detrás del edificio de La Guardia
Nacional, abajo en la playa de Baja Mar es lo que queda
de la Tercera Línea de Defensa. La muralla del pequeño fuerte se encontraba localizada en el punto centro norte de la isleta de San Juan, o sea como si se tratase del punto cero marcado por los ingenieros de esa época.
Se podía fácilmente medir las mismas distancias entre las dos puntillas de la isleta de San
Juan. En información obtenida del archivo de las Indias en España, proveída por un experto en manuscritos españoles, se agrega el dato de que los ingenieros a cargo del proyecto, levantaron una pared que salía de la parte este de la estructura en un ángulo de 90 grados penetrando la orilla y la pendiente, edificación realizada entre los años 1634 al 1693.
También se supo que se planeaba cerrar la muralla de defensa desde el fuerte de San Cristóbal hasta el Tajamar, pero más tarde se cambiaron los planes y se decidió cerrar la muralla de defensa entre el Morro y San Cristóbal,
aunque nunca dejo de funcionar como observatorio de barcos enemigos.
Todos
los elementos del sistema de la primera
línea de defensa estaban unidos por cortinas
de murallas. National Park Service, San Juan. |
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