Historia de Puerta de Tierra
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Vista de Puerta de Tierra y San Juan, C. 1914
Fotografía tomada por el Sr. Attilio Moscioni desde lo alto de las torres
de la estación inalámbrica. En el norte aún no existía la Avenida
Muñoz Rivera.

El comienzo
Los arrabales
Barrio Obrero
Los ranchones
Arrabal Miranda
El Falansterio
Los caserios
residenciales públicos
La Clase Media
El Éxodo

Muchos descendientes de los esclavos fugados de las islas vecinas que poblaron a Puerta de Tierra en el siglo 19 todavía hablaban patois del inglés y se les llamaba "tórtolos", aludiendo al origen de la isla Tórtola en las Islas Vírgenes Británicas. En marzo de 1914 comenzó la construcción de la nueva escuela. Los obreros fueron los mismos vecinos del barrio, contratados para ayudarles también ya que muchos estaban en la huelga de los trabajadores del tabaco. Los Padres Lynch y el recién llegado Padre Joseph "Gerardo" Strauss compraron una casita en "Sal Si Puedes" para empezar a instruir a los niños. Había capacidad para 70 niños. Para el 9 de agosto de 1914 la estructura fundamental de la nueva escuela en hormigón estaba terminada. 900 niños se matricularon para las primeras clases. Una tercera parte de los niños que tuvieron que ser inspeccionados médicamente fueron encontrados con pobre estado de salud. El primero de septiembre de 1915 llegaron las primeras  Hermanas de Notre Dame (School Sisters of Notre Dame) para encargarse de la escuela y abrir una casa para enseñar costura a las jovencitas.

Tipologías edificatorias en Puerta de Tierra

Una percepción generalizada tiende a vincular a Puerta de Tierra con una tipología de viviendas de casas de vecindad donde vivía hacinada la mayoría de su población. Esta fue desde luego una de las realidades del barrio. Sin embargo, cuando se examinan los expedientes de construcción para el área en la segunda mitad del siglo 19, se obtiene otra perspectiva. El barrio se conformó con múltiples usos y diversas tipologías edificatorias que lo hacían socialmente heterogéneo y físicamente variado. Hemos definido ocho categorías para ilustrar esta conclusión: las casas unifamiliares; las casas multifamiliares, ranchones o casa de vecindad; los edificios institucionales de carácter civil; las estructuras militares; las estructuras destinadas para el consumo y el entretenimiento; las instalaciones industriales; los muelles; y las infraestructuras de transporte.
Sin agotar las posibilidades, estas tipologías conforman un mapa urbano que se encuentra a medio camino (geográfico y simbólico) entre la ciudad
antigua (el casco sanjuanero) y la ciudad del futuro (Santurce).

La calle San Agustín es para muchos el corazón de Puerta de Tierra. Una vez en ésta, se hace evidente una de las principales características del barrio. Puerta de Tierra es un barrio de inquilinos y pensionistas. El informe presentado por el Negociado del Trabajo en 1914, sobre las condiciones de vivienda de los trabajadores en la isla, concluyó que el 98% de los habitantes del barrio no era dueño de sus viviendas.

Los edificios construidos a lo largo de la Carretera Insular y la calle San Agustín han sido descritos como parte de las mejores construcciones del barrio. Muchos son de dos plantas, construidos en hormigón y sus diseños originales incluían patios relativamente amplios. Ya para el 1910, entre los inquilinos de estas calles se encontraba la mayoría de los trabajadores mejor pagados en la fábrica de tabaco. Los escogedores y los tabaqueros miembros de la llamada "aristocracia del trabajo", quienes gracias a su conocimiento y destrezas ocupan las posiciones de mayor prestigio en la fábrica, vivían a su vez en los mejores sectores del barrio. Algunos, como en el caso de la familia del organizador sindical, Prudencio Rivera Martínez, le rentan habitaciones a jóvenes despalilladoras, ejerciendo así el doble papel de inquilinos y rentistas.

En lugar del trazado reticular que se impuso en el siglo 16, se planteaba en Puerta de Tierra un trazado lineal, con poca transversalidad, organizado por la Carretera y que sería reforzado por las vías del tranvía y el tren.
Usos que emergían de un concepto de ciudad moderna, como los industriales, de ocio, los ancilares a las actividades portuarias, inéditos en el casco, hallaban ubicación en esta nueva propuesta de zonificación. Como asentamiento de transición, Puerta de Tierra anticipaba un régimen distinto de organización empresarial y laboral que requería de espacios especializados de los que no se disponía en la vieja ciudad.
 

Los edificios institucionales

Los edificios institucionales que comenzaron a construirse en Puerta de  Tierra a principios de siglo se van ubicando en los antiguos terrenos controlados por los militares, al este de la antigua Puerta de Santiago.  Esta tendencia de construcción de oeste a este se va evidenciando con claridad: en 1907 se construye la escuela José Julián Acosta contigua al Teatro Tapia, en la avenida Ponce de León; en 1912 la YMCA al otro lado de la avenida; en 1913 el Casino de Puerto Rico en el costado este de la Plaza de Colón, más hacia el este y en misma avenida, la Biblioteca Carnegie. En estos años se va conformando un nuevo distrito monumental a la entrada de San Juan. Desvalorizado el frente militar del Castillo de San Cristóbal y sus líneas de avanzada, se van ocupando los terrenos abiertos de su glacis que permitían las visuales ininterrumpidas de este monumento. La permanencia del frente del este que le dio significado y determinó la ocupación del tejido urbano en Puerta de Tierra comienza a rodearse de edificios civiles que prescinden de la presencia dominante del Castillo a la entrada de la ciudad murada.

¡Quemen el barrio!

Preocupado por la triste imagen que presentaba el barrio a los visitantes de la capital, en 1910 el arquitecto neoyorquino Prentince Sanger le propuso a las autoridades municipales un elaborado proyecto para mejorar el ornato de la ciudad. Según Sanger, Puerta de Tierra debía desaparecer y solamente edificios de "primera calidad" debían ser construidos a la entrada de la capital, ciudad que en su opinión estaba llamada a ser una de las principales de América. Pero Puerta de Tierra pudo sobrevivir al propuesto plan de ornato. El ingeniero de la ciudad, Don Miguel Ferrer aunque reconoció la necesidad de mejorar la entrada de la ciudad capital sostuvo que los costos demasiado onerosos para el presupuesto municipal. De esta manera el plan para mejorar la entrada de la capital quedo relegado para el futuro.

En el verano de 1912 se revivió el debate en torno a la destrucción del barrio. En esta ocasión los reclamos más insistentes provinieron de las filas del trabajo organizado. Ante la desesperación que provocó entre los ciudadanos de la capital un nuevo brote de peste bubónica que aparentemente tuvo su origen en Puerta de Tierra, la directiva de la Unión Central de Trabajadores de San Juan reclamó en un apasionado documento la quema y destrucción del barrio. Como parte de sus denuncias, los lideres obreros responsabilizaron a la Liga de Propietarios de San Juan por las malas condiciones sanitarias y el grave problema de congestión residencial que caracterizaba a Puerta de Tierra. En opinión de los representantes sindicales, los miembros de la Liga de Propietarios guiados por su avaricia habían subdividido apartamentos y casas para construir unidades de vivienda pequeñas e inadecuadas. Como parte de este frenesí por la construcción de cuartos y cuartuchos de alquiler, los propietarios relegaron la construcción de servicios sanitarios a un segundo plano. Las letrinas, cocinas y lavanderías se convirtieron en áreas comunales, compartidas en ocasiones por decenas de familias.

A juicio de los lideres obreros, el gobierno federal debía intervenir en el asunto y hacer con Puerta de Tierra lo mismo que habían hecho con el Barrio Chino de la ciudad de San Francisco California, cuando fue azotado por la peste. El barrio debía ser quemado y destruido. En su lugar recomendaron la construcción de un barrio obrero moderno e higiénico que sirviese de modelo para futuros barrios obreros en la isla. Pero estos reclamos cayeron en oídos sordos. El azote de la peste amainó, la opinión pública de la ciudad capital fijó su atención en otros asuntos y los habitantes del barrio continuaron sufriendo las viejas calamidades.

Plagas y calamidades

Las condiciones de los feligreses eran en su mayoría deplorables: había malnutrición, ignorancia, desempleo, enfermedades. Muchas obras de misericordia se hicieron para levantar el templo espiritual que es la iglesia viva, no tanto la material. El Padre Charles Hoff estuvo en la parroquia desde el 1914 hasta el 1921 y no dejó día sin bautizar de emergencia a algún niño moribundo, ayudando en las epidemias de parálisis infantil que asoló en el 1916 y 1917, influenza en el 1918, malaria y meningitis en 1920 y la plaga bubónica en el 1921. Este brote coincidió con una emigración de ratas, que fueron desalojadas de los manglares de Puerta de Tierra por los trabajos del dragado del canal San Antonio. Durante las epidemias las Hermanas acompañaban al Padre Hoff a las casuchas para limpiar, ayudar y socorrer a los necesitados. Según las crónicas de los Padres Redentoristas en 1917, ante un brote de sarampión, los sacerdotes se vieron en la necesidad de establecer un hospital temporero para atender el alto número de niños contagiados. A pesar de sus esfuerzos 300 de los 2,000 niños infectados con sarampión murieron.  Ante el pánico que una vez más provocó una de las muchas epidemias que azotaron al barrio, muchos de estos niños fueron enterrados a toda prisa en cajas de empaque suministradas por los tenderos del vecindario. Hubo huelgas, paros, motines obreros y finalmente un gran fuego que arrasó a Puerta de Tierra en mayo 21 de 1921 y dejó a 800 familias sin casa. 40 de estas familias fueron hospedadas  en la escuela de San Agustín hasta que pasó la emergencia. Las pérdidas ascendieron a $1,000,000.00. Al Padre Hoff se le escogió para dirigir el "Fondo de Leche" que el gobierno estableció para bregar con la situación. 

También luchó por el establecimiento de una Clínica para los Niños que finalmente el gobierno erigió. Trajo máquinas de coser de Estados Unidos y organizó grupos de costura para que las madres de familias pudieran mantener a sus familias y no se dedicasen a otros menesteres.

Las grandes huelgas

Durante la segunda década del siglo, una de las voces más consecuentes en la denuncia de las difíciles condiciones de vida que padecían los habitantes de Puerta de Tierra fue la del padre Juan Lynch. El cura párroco de la iglesia San Agustín conocía de primera mano la vida en el barrio. Sus continuas incursiones a las tierras bajas lo llenaron de indignación y lo llevaron en muchas ocasiones a requerir la intervención de las autoridades municipales e insulares.

Uno de los temas que ocupó la atención del sacerdote fue la imagen de violencia callejera y agitación obrera con la cual muchos asociaban al barrio. Para el sacerdote esta imagen, que tanto daño le ocasionó a Puerta de Tierra, era en gran medida responsabilidad de los tabaqueros y los trabajadores de la fábrica de tabaco. Según el padre Lynch estos trabajadores habían invadido el barrio alterando el clima laboral en 1906, luego de que la Porto Rican American Tobacco Company estableciera en Puerta de Tierra su principal fábrica en la isla. En 1914, durante la "gran huelga tabaquera", circuló en el vecindario un rumor que anunciaba el cierre de la fábrica. El sacerdote interpretó dicha posibilidad como una bendición del cielo. Desafortunadamente, para el cura párroco de la iglesia San Agustín, la fábrica no cerró y según su propio testimonio el barrio se convirtió en el principal centro para las huelgas en la isla. Durante el periodo en referencia los habitantes de Puerta de Tierra fueron partícipes y testigos de huelgas y paros declarados por tabaqueros, despalilladoras y trabajadores en la fábrica de tabaco, trabajadores de los muelles y transportistas. En 1917, el barrio se lanzó a huelga general en demanda por aumentos salariales y en protesta por el alto costo de vida. Entre los residentes del barrio, los tabaqueros y las despalilladoras tenían la fama de ser los más activos en la organización sindical y los más propensos a lanzarse a la huelga. Muchos, al igual que el padre Lynch, los hacían responsables de los cambios en la cultura obrera del barrio. Aparentemente el buen señor no podía concebir que los habitantes del barrio contemplaran otras soluciones para sus problemas que no fuera la propuesta religiosa.
(Parejeros y desafiantes/ Arturo Bird)

Las mujeres del barrio ayudaron a forjar la imagen de ingobernabilidad y militancia obrera con la cual muchos asociaban al vecindario. En el 1876 las lavanderas de Puerta de Tierra se organizaron en un gremio. A fines de siglo, en 1895 el gremio de lavanderas de Puerta de Tierra se unió a las muchas huelgas y protestas que se desarrollaron en la isla como consecuencia de la difícil situación económica provocada por una crisis inflacionaria. Durante las primeras dos décadas del siglo XX las despalilladoras de tabaco se convirtieron en dignas exponentes de esta tradición de lucha sindical. En el 1914 fueron ellas las que comenzaron la «gran huelga tabaquera» que eventualmente se extendió a todos los centros tabaqueros de la PRATC e inició el ciclo de huelgas más importante en la historia obrera del país. (El Gremio de Lavanderas de Puerta de Tierra/Aixa Merino, Claridad, 7 de marzo de 1996, pp. 22-23)

Los llamados «trenes de lavado» (lavanderías) junto con los establos clandestinos donde los trabajadores del transporte y acarreo mantenían a sus animales, habían sido señalados por las autoridades municipales como responsables de muchos de los problemas de sanidad del barrio. Pero los debates en los salones municipales no cambiaron en nada estos problemas. Tanto los trenes de lavado como los establos se perpetuaron como parte de la cotidianidad de Puerta de Tierra.


En el 1928 otro huracán categoría 5 asoló el barrio, San Felipe, que dejó 300 muertos. Para el 22 de agosto de 1929 la Escuela Industrial de Costura erigida por los Padres Redentoristas y administrada por la hermanas de Notre Dame abrió sus puertas en el edificio frente a la parroquia que hoy alberga a COR y las oficinas de la Providencia. Esta escuela de costura albergaba a 7 hermanas y 25 niñas huérfanas. En ella se daban clases de manualidades a unas 130 niñas del barrio y se aprendía a coser y tejer. En el edificio también se tenía una estación de alimentación lechera y había una enfermera y trabajadoras sociales y una guardería de niños para que las madres que trabajaban pudieran trabajar en la tranquilidad de saber que sus hijos no estaban abandonados o descuidados. Esta escuela funcionó hasta que fue cerrada en el 1970 debido a la competencia de productos industriales sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial.


Distribución de alimentos. Se observa la vía del trolley en la Avenida Ponce de León y sus adoquines. Al fondo, la Iglesia San Agustín.

 

En 1920 y 1921 la Bahía de San Juan y el Caño de San Antonio fueron dragados. 150,000 yardas cúbicas de fango y cascajo extraídas en el dragado fueron utilizadas para ir rellenando los antiguos manglares de Puerta de Tierra. Era necesario continuar expandiendo las facilidades portuarias y se planteó la reubicación de Sal Si Puedes, Hoyo Frío y Gandulito hacia el recién creado Barrio Obrero en Santurce. Las Misioneras Auxiliares del Sagrado Corazón y las Hermanas Trinitarias también ayudaron en las obras de asistencia en Puerta de Tierra. Cuando el Padre Hoff se fue de San Agustín en el 1921 su despedida además de emotiva fue una manifestación popular de agradecimiento a este padre de los pobres y defensor de los necesitados. Las Misiones Católicas Médicas de Estados Unidos costearon una enfermera para ayudar a los Padres en sus obras de misericordia.

En  1922 se elevó una petición para cambiarle el nombre a la calle Santiago por el de Padre Hoff (parada 5 1/2). Bajo la administración Unionista de San Juan en 1925, las calles del barrio reparadas y asfaltadas.

Parque Muñoz Rivera y el Canódromo

En 1918 El Honorable Comisionado del Interior cede y traspasa al Municipio de San Juan una finca cuya cabida es de aproximadamente veinte y siete cuerdas. En estos terrenos se construyó un parque y se le llamó Parque Muñoz Rivera. La construcción comenzó cuatro años más tarde en el 1924. El área formó parte de la Tercera Línea de Defensa que protegió y logró evitar que San Juan cayera a los invasores por vía terrestre durante los 400 años de la ocupación española en Puerto Rico. En sus predios tanto el gobierno español como el estadounidense mantuvieron un área para ejercicios militares y un campo de tiro. 

Las carreras de perros fueron legalizadas en Puerto Rico a principios de la década del treinta. Se otorgaron franquicias y se expidieron licencias, y en terrenos del Parque Muñoz Rivera se inició la construcción de un Canódromo, llegándose a construir lo que hubiera sido caseta de apuestas y a fijar las bases de las graderías. Muchos puertorriqueños adquirieron perros de carrera y el deporte gozó de gran popularidad durante un tiempo, pero comenzó a decaer y pronto se terminaron las carreras de perros en Puerto Rico, y el Canódromo del Parque Muñoz Rivera se quedó sin terminar.

Luchas obreras en los 30

Entre 1933 y 1938 las luchas obreras se radicalizaron en dos nervios del capitalismo: la industria azucarera y los muelles. Las protestas de los trabajadores eran las típicas: los salarios bajos y la necesidad de que se diseñara un salario uniforme para la industria, el trabajo a destajo o por ajuste que subyugaba la labor del trabajador en beneficio del propietario, y manifiesta su oposición a las tiendas de la central y al hecho de que el patrono pretende pagar el trabajo en especie y no en dinero. La reducción absoluta en salarios provocó un sinnúmero de huelgas en estas industrias, también en la de la aguja, la de transportación especialmente los choferes de carros públicos, la del tabaco, los tahoneros y los trabajadores de los muelles, entre otros. La ayuda del Partido Nacionalista durante esta crisis le trajo como resultado neto, la encarcelación de sus líderes durante diez años en la prisión federal de Atlanta.

El gobierno y los grandes intereses favorecieron el uso de rompehuelgas protegidos por la Policía Insular en los centros de trabajo. Los trabajadores desplazados, viéndose en la necesidad de detener la producción, respondieron con más violencia. El Gobernador Benjamin
Jason Horton consideró pedir el envío de tropas al Ejército de Estados Unidos al país para asegurar la producción.

En 1938 el escenario de la huelga se trasladó a los muelles, eventualidad que paralizó el comercio local e internacional. El gobierno movilizó la Policía Insular y reiteró la política aplicada a la par con el sector azucarero: ordenó a la Policía Insular proteger a los rompehuelgas y a las Navieras con el fin de mantener abierto el tráfico. La violencia entre trabajadores y policías, y obreros radicales y moderados fue común entonces.
(La Gran Depresión de 1929: violencia y sociedad / Mario R. Cancel ) La huelga de unos 7,000 trabajadores de muelles, que comenzó el 3 de enero de 1938 y duró 37 días, afectó grandemente los intereses del público. Resultó una paralización completa en el movimiento mercantil de los puertos de Puerto Rico, cuyo pueblo depende en gran parte de víveres y otros artículos importados y de sus ingresos de los productos exportados. A instancias del Comisionado del Trabajo, don Prudencio Rivera Martínez, la controversia entre los trabajadores y las compañías navieras fué sometida a una junta de arbitraje designada por el gobernador Winship. Formaron dicha junta los jueces del Tribunal Supremo, don Emilio del Toro y don Martín Travieso, y el Auditor de Puerto Rico, Mr. Leslie A. MacLeod. En el laudo de la junta se concedió un aumento en la escala de salarios. (Historia de Puerto Rico/Paul G. Miller)

Primera academia de la policía

El 1 de julio de 1942 el coronel Luís Ramírez Brau, jefe de la Policía se percató que los integrantes de la policía necesitaban mejor entrenamiento y se crea la primera academia de la policía. Se nombró al Capitán Santiago Martínez decano de la academia y al Sgto. Luis Rivera Morales como decano auxiliar. En la primera academia se reclutaron 100 hombres y el adiestramiento se ofreció en un rancho detrás del cuartel general en la parada 3 de puerta de tierra San Juan Puerto Rico.

Los residenciales Públicos

La construcción de la avenida que iba desde La Marina hasta Miramar, C. 1926 (hoy avenida Fernández Juncos), delimitó los terrenos al sur de ésta para usos relacionados con las actividades portuarias, así las viviendas allí ubicadas tuvieron que ser reubicadas. Un tinglado para la Junta de Puerto de San Juan, fue construido en Puerta de Tierra en 1932. En 1938 se edifica El Falansterio, el primer complejo de vivienda pública en el área. En las décadas subsiguientes se levantan los residenciales públicos de San Agustin (1940), San Antonio (1940) cuyos terrenos fueron transferidos por el Gobierno Insular al Municipal y donado a la Autoridad de Hogares, y Puerta de Tierra (1949-50).

Puerto Rico fue la primera jurisdicción bajo la bandera estadounidense que recurrió al concepto de condominios para resolver la necesidad de viviendas en las áreas metropolitanas densamente pobladas. En 1948 fue creado el Banco Gubernamental de Fomento, y es la entidad sucesora del Banco de Fomento de Puerto Rico, originalmente creado el 13 de mayo de 1942. En 1955, el Banco Gubernamental de Fomento aprobó un préstamo para el primer condominio residencial en la Isla, el Condominio San Luis en  Puerta de Tierra.
 

 


Edificio de apartamentos, parada 6.


 


Las casas terreras y los ranchones de madera fueron paulatinamente desapareciendo, y en su lugar comenzó un proceso acelerado de reurbanización y renovación, al dar inicio la construcción de edificios públicos, comerciales y apartamentos de alquiler utilizando varillas de acero, guijarros, arena y cemento. A la larga, dichos esfuerzos terminaron por integrar una franja de vivienda pública colectiva en el sector. En él se ensayaron diferentes tipologías de viviendas multifamiliares para albergar los obreros, frecuentes entre los años de 1918 y 1930. Se distinguen porque las unidades particulares se organizan en torno a espacios de disfrute común. En los primeros pisos, por lo general, se localizaron comercios o dependencias más públicas, mientras que en los pisos superiores se ubicaron las viviendas. También se ganaron terrenos al mar por donde se extendieron almacenes, dependencias de la Marina norteamericana, muelles y otras facilidades portuarias. Al flanco de la Carretera se alinearon, sobre todo en el costado norte, múltiples edificios públicos y privados que muestran en su eclecticismo arquitectónico los encuentros y desencuentros políticos y culturales de las primeras tres décadas del siglo.

La disparidad de las estructuras institucionales, comerciales y militares, la multiplicidad de estilos que exhiben los edificios y su crecimiento urbano ajeno a un plan de ensanche premeditado y efectivo, hacen que Puerta de Tierra mantenga el carácter de zona de enlace entre la ciudad vieja y el resto del área metropolitana.

Los baluartes, fortines y trincheras de las ya inútiles "líneas de defensa", los bohíos de los negros escapados de las Islas Vírgenes y los grandes ranchones de madera, fueron poco a poco desplazados por caseríos modernos; y finalmente empezaron a aparecer los edificios de sencilla y bella arquitectura que actualmente enriquecen a esa barriada: templos religiosos, planteles de enseñanza, malecones y muelles de compañías marítimas, cuarteles militares, la Academia de Música, antes el Casino de Puerto Rico, la Biblioteca Carnegie, la Comisión Industrial, la Escuela de Medicina Tropical, la Casa de España, la Cruz Roja, el Ateneo Puertorriqueño, el Medical Arts Building, el Weather Bureau, el Capitolio de Puerto Rico, el Hotel Normandie, el Hotel Caribe Hilton, el Club Nautico, el Escambrón Beach Club, el Parque Muñoz Rivera y el Parque Sixto Escobar.

Más huelgas en muelles

En la década de los 1950, Malcolm McLean, un operador de flota de camiones del Sur de los Estados Unidos, creó el transporte marítimo por contenedores. Su compañía, Sea Land, inventó un sistema que usaba barcos de auto carga para recoger cerca de 500 contenedores de 35 pies, reduciendo el tiempo en el puerto de 3 días a 17 horas. El sistema, que ahora usa grúas en tierra y puertos especiales, se ha extendido mundialmente. Los barcos más modernos transportan el equivalente a 5.000 remolques de 40 pies.

Después de adquirir la Línea Waterman y participar en el comercio Intercosta Estadounidense, el primer servicio de Sea-Land fuera de la costa fue el dirigido a Puerto Rico. El arribo del primer barco causó una huelga de grandes proporciones en los muelles de San Juan, pues sólo se necesitaron diecinueve trabajadores para descargar y volver a cargar el barco en 17 horas en lugar de 200 empleados por 3 días. El gobierno reconoció que tendría que ocuparse de los trabajadores del puerto, pero consideró que el invento era muy importante para la isla y no debía detenerse.

La adquisición del área portuaria de Puerto Nuevo de manos de la Autoridad de Fuentes Fluviales de Puerto Rico en 1952, para utilizarla en instalaciones de carga, que hasta entonces se habían llevado a cabo en los muelles de Puerta de Tierra, y la implementación de la nueva tecnología portuaria resultó en un rudo golpe a la economía del barrio.

Nace la televisión puertorriqueña

En 1954 las primeras señales de la televisión en Puerto Rico son transmitidas desde las instalaciones ubicadas en Puerta de Tierra. Las pioneras fueron las estaciones WKAQ Telemundo, Canal 2 y WAPA Televisión, Canal 4. Los propietarios iniciales de Telemundo y WAPA fueron puertorriquenos: Angel Ramos (El Mundo Broadcasting) y José Ramón Quiñones (Ponce de Leon Broadcasting), respectivamente. El primero en transmitir una señal fue Telemundo, el 28 de enero de 1954, cuando presentó una imagen a rayas con música de fondo para que el público comenzara a ajustar sus televisores. Días después, ambos canales televisaron la famosa imagen de un indio. El 28 de marzo de 1954 se transmitió por WKAQ la primera programación televisiva regular. WAPA inauguró oficialmente su programación el 1ro. de mayo de 1954, que transmitía con 10 mil vatios de potencia provenientes de una antena que construyeron en lo alto de la estación en Puerta de Tierra, San Juan. Las siglas WAPA son una abreviación de los dueños originales de la emisora: la Asociación de Productores de Azúcar.

Catástrofes ecológicas
 

La barcaza Morris J. Berman (MJB) encalló en un arrecife frente al Escambrón.

El 4 de marzo de 1968, el carguero liberiano Ocean Eagle derramó 9 millones de litros de petróleo al partirse su casco en la entrada de la Bahía de San Juan.  Al entrar al puerto de San Juan, se fracturó en dos secciones, con la sección de popa siendo arrastrada hacia Isla de Cabras, y la proa quedando encallada entre el canal de navegación y el Fortín el Cañuelo. El petróleo se esparció por todo el litoral norte de Puerto Rico, desde Fajardo hasta Aguadilla. Tras varios frustrados intentos y retrasos, la marina de los Estados Unidos logró un mes y un día más tarde, desencallar la proa de la nave y arrastrarla mar afuera, donde fue hundida en aguas profundas. Unas cien millas de costa fueron impactadas por el crudo derramado. Murieron cerca de 200 alcatraces y pelícanos, y un número no determinado de organismos marinos. La pesca se vio gravemente afectada al norte de San Juan por lo menos durante los próximos tres años. El turismo fue también afectado, perdiéndose cerca del 80 por ciento de la ocupación de habitaciones de hotel ese año. Las operaciones de limpieza tuvieron un costo de $450,000.

En el mes de febrero de 1969, el carguero de la Marina de Guerra de los Estados Unidos S.S. Steel Rover, entra al puerto de San Juan a reabastecerse de combustible. Al salir de la bahía de San Juan, impacta un objeto sumergido, y sufre una fractura longitudinal en el casco contigua a uno de los tanques de combustible. Continua hacia Vieques para descargar el resto de las municiones y así poder regresar a San Juan para efectuar reparaciones. Derrama aceite en el trayecto de San Juan a Vieques, y de Vieques a San Juan. Como resultado de este incidente, se derrama aceite en las playas del norte y este de Puerto Rico, desde San Juan hasta Vieques.

El día 7 de enero de 1994, alrededor de las 4:00 a.m., en el Océano Atlántico, cercano al área del Escambrón en la costa Norte de Puerto Rico, y a corta distancia de la Bahía de San Juan. El remolcador Emily C. Vestalia remolcaba a la barcaza Morris J. Berman (MJB) mediante un cable de acero. Este cable se parte y la barcaza se va a la deriva, siendo empujada, mediante la acción del oleaje, hacia un arrecife, encallándose. Setecientos noventa y ocho mil (798,000) galones se derramaron al ambiente. Ya en la mañana del día 8 de enero unas tres (3) millas de costa habían sido afectadas. Cinco (5) días después del derrame, se habían recuperado noventa y seis (96) animales vivos afectados y cerca de cuatro mil novecientos (4,900) animales y plantas muertas, como consecuencia del derrame.
El 15 de enero de 1994, después de limpiar la mayor parte del petróleo remanente en la embarcación, la Guardia Costanera de Estados Unidos sacó a flote, transportó y posteriormente hundió la barcaza en una profundidad de 6.123 pies de agua en un antiguo sitio de desecho de municiones localizado a 20 millas náuticas (23 millas) al norte-nordeste de San Juan.

Comienza la Construcción de rascacielos.

A partir de 1960 comenzaron a construirse edificios de gran altura en la zona, lo que ha estado marcando un cambio radical en la configuración de la misma: Torre de la Reina, Condominio El Caribe, el Millenium Plaza, Capitol Plaza y Torre del Caribe Hilton. Además, están actualmente (2010) en construcción  el complejo Paseo del Caribe y el Condominio Atlantis. Este tipo de construcción se ha permitido sin que se haya tomado en cuenta el impacto adverso que implican en términos de la escala del entorno, de consideraciones visuales y paisajistas, o de consecuencias respecto al tránsito vehicular en el área y de la vinculación de Puerta de Tierra con la zona histórica del viejo San Juan, como un conjunto que debe ser considerado en forma integral.

En la actualidad Puerto Rico no cuenta con un marco legal adecuado que permita proteger la integridad urbanística, arquitectura e histórica de toda la Isleta de San Juan. En 1993 la Junta de Planificación de Puerto Rico aprobó el Reglamento Núm. 23, Plan de Usos del Terreno y Reglamento de Zonificación Especial para la entrada a la Isleta de San Juan, todavía vigente, pero ello se hizo sin consultar al Instituto de Cultura, en abierta violación al Reglamento Núm. 5 de Sitios y Zonas Históricas, que así lo requiere. El Reglamento 23, aplicable tan solo a "la entrada a la Isleta" no brinda las garantías necesarias para asegurar un desarrollo urbanístico
armónico y congruente con la arquitectura, la cultura, el paisaje y la historia de toda la Isleta de San Juan. La medida que  se presenta en el P. del S. 1645, la Ley 231 del 2000 y la Ley para establecer el Distrito del Capitolio, buscan asegurar que se establezcan parámetros para conservarla, rehabilitarla y desarrollarla en forma integral y armónica, respetando su valor histórico y cultural.
(P. del S. 1645, 25 de junio de 2002, 14ta. asamblea 3ra. sesión)


Ley num.. 231 del 30 de agosto de 2000

Ley para establecer el Distrito del Capitolio

Johnny Torres Rivera, ver bibliografía


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